Tablas

Andrés Forero

Con una paridad en el marcador, como dirían los comentaristas deportivos, terminó la audiencia pública de revocatoria al alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado.
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En ausencia de argumentos y posiciones claras, de lado y lado, el protagonismo terminó siendo para el Consejo Nacional Electoral, que sin contar con los medios tecnológicos necesarios tuvo que sobrellevar la tensión en medio de numerosas interrupciones atribuidas a la conexión de Internet de la Gobernación del Tolima. 

Para comenzar, la lánguida y deslucida, aunque valiente exposición de la representante del Comité pro revocatoria, Karla Tole, se quedó corta. 

Evidenciando un débil acompañamiento de su estructura. 

Sin fundamentos probados más allá de los recortes de prensa, ni evidencias tácitas para convencer a los magistrados del organismo electoral sobre las faltas de Hurtado a su programa de gobierno, el esfuerzo por hacer jaque al adversario se fue traduciendo en un desmantelamiento progresivo de las fichas del tablero hasta quedar con posibilidades casi nulas. 

Un discurso lleno de subjetividades, sin fuerza argumentativa. 

La poca preparación para un momento clave como este parecía darle la ventaja a Hurtado, quien tuvo todo para salir airoso, sin embargo, los primeros minutos de su presentación fueron suficientes para predecir lo siguiente: Un showman bajo la sombrilla del Covid tratando de conmover a las audiencias, instrumentalizando a profesionales de la salud para obtener solidaridad, declarándose víctima, perseguido y atacado por una feroz oposición, cuando su grupo político tiene el control totalitario. 

Un escenario adornado con cuidadosa y milimétrica producción audiovisual que debió ser regulada por el CNE para no convertir un ejercicio como este en un espectáculo televisado. 

Pero, ¿qué dijo Hurtado que haya valido la pena?: Primero nos dejó claro en su segunda rendición de cuentas, patrocinada por el organismo electoral que su gobierno no ha invertido 100 pesos en fortalecer el sistema de salud pública, que todo lo que hay hoy es producto de la generosa donación de la empresa privada, la comunidad internacional y el concurso de los Gobiernos departamental y nacional. Lo que él monetiza como gestión. 

Que su gobierno inició realmente en agosto del año pasado, según explicó, después de armonizar el presupuesto del Plan de Desarrollo, pero que en este corto tiempo ha ejecutado alrededor de 129 mil millones de pesos de las arcas públicas, mucho más que lo que Guillermo Alfonso Jaramillo y Luis H. Rodríguez en el mismo período, eso sí sin que quede muy claro, al menos para mí, en qué se han invertido dichos recursos. 

Hurtado nos llevó a su ciudad de la fantasía proyectando renders de escenarios deportivos, avenidas, hospitales, transformaciones del espacio público, que vistos con ojos menos apasionados deberían hacer que nos preguntemos  si el tiempo le va a ser suficiente para inaugurar tantas obras. 

O si en realidad todo está financiado como asegura, en medio de  inversiones no previstas y forzadas por la pandemia. 

Nos habló del “extraordinario” trabajo de la Policía, calificando como menores y aislados los episodios de inseguridad que registra a diario la prensa. 

Por momentos quedó la sensación de ver en tarima a Andrés Fabián Hurtado el candidato a la Alcaldía intentando convencer a las masas y no al Alcalde de Ibagué defendiendo su gestión con resultados reales. 

Al final, el balance: un tiro al aire de las ciudadanías que salen del letargo pero a las que no les alcanza para mover sus buenas intenciones, una clase política local acomodada y reptilizada, un día de servicio público en la Alcaldía de Ibagué que debió haber sido descontado de los salarios al no ser posible justificar en los informes de actividades que hicieron calle de honor, agitaron banderas o elaboraron carteles para apoyar a Andrés porque Andrés sí cumple.

Una cifra no menos preocupante, la de apenas algo más de 270 personas siguiendo la audiencia a través del canal oficial del CNE, clara demostración de la apatía hacia la política y el más mínimo interés en los asuntos públicos. 

Y claro, un Alcalde que de aquí en adelante no solo deberá lidiar con el peso de sus promesas sino que seguramente será blanco ideal de las dianas en debates y apariciones mediáticas de quienes inician sus campañas por el Congreso.

ANDRES FORERO

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