Desde Washington: Ojalá

Durante estas últimas semanas he estado reflexionando, más que de costumbre, sobre Colombia. Tengo preocupaciones, pero también esperanzas. Algunas de estas últimas son quizás sueños inalcanzables. Pero siempre es mejor soñar que desesperar.

Sueño, por ejemplo, que:

Ojalá muchas de nuestras ciudades intermedias tuvieran tan buenos candidatos a las alcaldías como algunos de los que tienen actualmente Bogotá o Medellín. Candidatos bien preparados, honestos, con capacidad de liderazgo y a los que los problemas de la ciudad y sus soluciones les caben en la cabeza. Candidatos cuyo éxito político no está vinculado al poder de oscuros gamonales o al dinero de las mafias y la parapolítica.

Ojalá que las poblaciones de dichas ciudades intermedias pudieran organizarse para boicotear a los partidos y candidatos que aceptan la influencia del dinero corrupto y que aspiran a llegar al poder o a mantenerlo como medio para enriquecerse.

Cuando esta columna se publique, la alianza entre Mockus y Gina Parody ya deberá estar definida. Pueda ser que el exalcalde, finalmente, haga a un lado su egocentrismo y apoye una figura joven, con futuro y ganas de servirle a la capital y al país. No obstante el apoyo que Mockus le pudiera prestar, no creo que Gina alcance en este momento el triunfo electoral. Pero debe seguir luchando por sus ideales.

Entre los buenos deseos que me inspiran está el de que el Presidente Santos continúe por su senda de buen gobierno. Ojalá pueda lograr la colaboración de los empresarios, trabajadores y el país entero para proteger a Colombia de los peligros que una nueva recesión mundial pueden traer.

Los retos pueden ser inmensos si los problemas de los países del Sur de Europa se siguen profundizando y entran en cesación de pagos. Hasta ahora, el manejo de los miembros más fuertes de la Unión Europea no da lugar a muchas esperanzas. Siguen presionando para que los distintos países recorten brutalmente los gastos gubernamentales y aumenten los impuestos para la población, en general, y para los trabajadores en particular.

Están dando prioridad inmediata a la solución de los altos niveles de la deuda, como si los problemas se hubieren originado en una falta de confianza y no en la debilidad de la demanda.

Si Europa entra en recesión, probablemente sea seguida por los Estados Unidos. Con una China que está buscando evitar el recalentamiento de su economía, la demanda global disminuiría precipitadamente y los precios de los minerales y productos básicos continuarían bajando. En esas circunstancias, América Latina tendría problemas serios.

Los dos próximos años exigirán de los gobiernos de todos los países mucho liderazgo y capacidad para adoptar soluciones difíciles. Hoy en día, parecería que los problemas económicos que estamos viendo en los países más desarrollados están teniendo su origen en dificultades políticas y en gobernabilidad. En el caso de Alemania, a la Canciller Angela Merkel no le quedó fácil convencer a la alianza de partidos que la sostienen, de la urgencia de que el Congreso aprobara el fortalecimiento del fondo europeo de ayuda a los países con dificultades.

Los jefes de Estado en otros países Europeos, que cuentan con apoyos débiles en los parlamentos, tienen las mismas dificultades. La ayuda a Grecia llegará, entonces, tarde y el fondo contará con menos recursos de los que se requerirán para atender a otros países del Sur. En el caso de los Estados Unidos, los problemas que enfrenta el Presidente Obama con la oposición Republicana en la Cámara, que cuenta con la mayoría, están llegando a un punto verdaderamente extremo. Las visiones políticas y económicas de demócratas y republicanos están cada día más enfrentadas, y la polarización, animada por los fundamentalistas del Tea Party, está impidiendo que se adopten decisiones que, hasta hace poco, eran de trámite corriente. La esperanza de que el Congreso apruebe los planes de estímulo a la economía y de generación de empleo propuestos por Obama es baja, de forma que las probabilidades de que Estados Unidos regrese a una recesión no son menores.

Ojalá que, en el caso de Colombia, el Presidente Santos pueda mantener la unidad de los partidos y movimientos que lo vienen apoyando en el Congreso. La gobernabilidad política que Santos ha logrado ha permitido que se emprendan reformas fundamentales. Si se presenta una recesión global, las decisiones que se tendrán que adoptar serán difíciles y requerirán de amplio y oportuno soporte parlamentario y nacional.
 
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Colprensa

Credito
MARÍA CARMENZA ARENAS

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