un ramillete de precandidatos republicanos a la Presidencia cada vez más radicales y un Presidente demócrata, debilitado, que está tratando de enfrentar, todavÃa sin éxito, los efectos de la crisis económica de 2008. Las posibilidades de que Obama sea derrotado no son pequeñas. Como decÃa mi abuelita, “Dios nos ampare y nos favorezcaâ€.
El pasado miércoles, los precandidatos republicanos a la Presidencia llevaron a cabo un nuevo debate. El tema era la economÃa. Lo que dijeron y no dijeron produce una enorme preocupación, en momentos en que el paÃs no acaba de salir de la recesión, el desempleo permanece alrededor del 9 por ciento y los partidos en el Congreso todavÃa no han llegado a acuerdos mÃnimos sobre cómo pueden comenzar a solucionar el problema del déficit, sin empujar la economÃa a una nueva recesión.
De allà que la pobreza conceptual de los precandidatos republicanos y la escasez de propuestas hagan parar los pelos. Para solucionar los problemas del paÃs no proponen nada distinto a cortar los impuestos de los ricos y las grandes corporaciones, eliminar los controles a las empresas y las regulaciones bancarias y dejar que, mágicamente, todo sea solucionado por las fuerzas del mercado. Paralelamente, proponen cortar agresivamente gastos, incluidos los sociales, y eliminar agencias gubernamentales.
Bajo la influencia del Tea Party, el movimiento más extremista y retrógrado dentro del partido republicano, han desaparecido, tanto el equilibrio de George Bush padre, quien se atrevió a aumentar los impuestos aún a costa de su reelección, como el pragmatismo de Reagan y el “conservatismo compasivo†de Bush hijo.
Con razón, los republicanos todavÃa no están seguros sobre a quién apoyar entre: Mitt Romney, exgobernador de Massachusetts, millonario, bien parecido y acartonado, quien causa desconfianza entre muchos sectores, no sólo por su religión (es mormón), sino porque ahora dice oponerse a proyectos y conceptos que apoyó en el pasado. Supuestamente, era el favorito en la lÃnea de partida, pero no ha logrado superar un 30 por ciento de apoyo.
Michele Backmann, la única mujer, cuenta con respaldo dentro del Tea Party. Es social y polÃticamente tan extremista, que califica de “socialistas†a algunos de sus colegas republicanos en la competencia.
Rick Perry, Gobernador de Texas, cuando se lanzó era considerado uno de los candidatos con posibilidades. Esa esperanza le permitió sumar apoyos y recoger rápidamente grandes aportes económicos. En sus presentaciones habÃa aparecido como superficial y mal preparado. Este miércoles su participación en el debate produjo pena en cuerpo ajeno. Planteó que, de ser elegido Presidente, acabarÃa con tres agencias estatales. Cuando las fue a enumerar, no pudo mencionar sino dos. Los minutos de su angustiosa laguna parecieron eternos. Este lapsus probablemente acabe de enterrar su candidatura.
Herman Cain, africano americano, sus méritos han sido los de ser presidente de una empresa de pizzas y presidir la asociación de restaurantes. Es un candidato fresco y ultraconservador que, hasta la semana pasada, venÃa subiendo en las encuestas hasta empatar con Romney. Pero alguien encontró cómo parar su ascenso: la prensa publicó que habÃa sido acusado de acoso sexual por dos empleadas de la asociación. En su momento, la organización las indemnizó y les exigió silencio. Acaba de aparecer una tercera mujer que lo ha acusado, gráficamente, de haberla atacado sexualmente. No se cree que su candidatura sobreviva este escándalo.
Newt Gingrich, exjefe de la Cámara de Representantes durante el perÃodo de Bill Clinton, culpable del cierre y parálisis del gobierno por las barreras que erigió para la aprobación del presupuesto. Cayó en desgracia, se retiró del congreso y se dedicó a hacer dinero, dar conferencias y publicar libros. Recientemente contrajo terceras nupcias con una rubia mucho menor que él. Parece que llegó el momento de que Gingrich ocupe la silla que está dejando vacÃa Cain, como favorito para competir contra Romney.
En medio de este panorama electoral, el apoyo general para el Presidente Obama sigue siendo débil: en promedio, las encuestas muestran que el 50 por ciento de la población no aprueba su gestión de gobierno y el 45 por ciento la aprueba. Tan sólo obtiene marcas altas en la lucha contra el terrorismo y la polÃtica exterior. Con un desempleo tan alto y una situación social tan dura, no resulta fácil que sea reelegido.
Como decÃa mi abuelita, “Dios nos ampare y nos favorezcaâ€.
http://mariacarmenza123.blogspot.com
Colprensa
A un año de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el panorama es desolador: unos partidos políticos incapaces de llegar a acuerdos pragmáticos en el congreso,
Credito
MARÍA CARMENZA ARENAS
Comentarios