Desde Washington: Pastrana, el estadista

El expresidente Andrés Pastrana está mostrando calidades de estadista que, al final de su mandato, no percibimos o no le reconocimos la mayor parte de los colombianos.

En sus pronunciamientos públicos, Pastrana se muestra reflexivo, coherente con sus propias ideas y principios, interesado en seguir contribuyendo a la búsqueda de la paz  y por encima de la polarización que tanto daño le está haciendo al país.

En nuestro medio resulta raro que los mandatarios reconozcan públicamente sus errores. Pastrana, por el contrario, en su última entrevista con El Tiempo, acepta con humildad equivocaciones en el proceso de diálogo del Caguán, como cuando dice que “los colombianos tenemos claro que no podemos volver a insistir en zonas de distensión: primero, porque ya fracasamos en esa experiencia”… Reconoce también el error de haber negociado en medio del conflicto.


Por supuesto, defiende su legado y algunas decisiones que resultaron controversiales y controvertibles. Pero asume responsabilidades.


Durante su mandato, el Presidente Pastrana hizo una apuesta riesgosa por un proceso de diálogo y un modelo de negociación con las FARC. Con ellos fracasó y, como el mismo reconoce, sacrificó su prestigio político. Sin embargo, coincide con un porcentaje que puede ser significativo de la opinión pública colombiana que piensa que, en últimas, la única salida que tenemos frente al conflicto es la solución política negociada. Esta es quizás una de las herencias que nos dejó el Frente Nacional: el convencimiento de que el diálogo y la negociación son las llaves para la paz.


Después de los recientes pronunciamientos de Timochenko como nuevo jefe de las FARC, los líderes de algunas organizaciones de la sociedad civil han renovado su presión para que el gobierno inicie de inmediato un proceso de diálogo. No lo hace así Pastrana, quien expresa apoyo a la estrategia que viene siguiendo el gobierno Santos. Aunque percibe que en dichos pronunciamientos hay señales de la guerrilla y se muestra esperanzado, advierte que se requieren gestos contundentes de las FARC, como la liberación de todos los secuestrados. En mi opinión, será necesario exigirles, además, la suspensión de los ataques a la población civil,  como aquellos con los que vienen regando de sangre el Catatumbo y el Norte de Santander.


No es necesario coincidir con todo lo que dice el expresidente para reconocer que ha seguido reflexionando con madurez sobre los problemas de Colombia y sobre el mayor de ellos, el conflicto armado, y que tiene experiencias que pueden resultarle de gran utilidad al gobierno y al país.


Difiero de su punto de vista sobre la importancia que otorga a la participación de la comunidad internacional en un proceso de paz. Recordemos que ella contribuyó a crear ese circo en el que se convirtió el Caguán e hizo más complejas las negociaciones.


En lo que se refiere a Chávez, es de imaginar que él arde en deseos de participar en un futuro proceso. Sin embargo, conociendo de qué lado están sus lealtades ideológicas, Santos tendrá que ponerle freno a las pretensiones que pueda tener.

 
Colprensa

Credito
MARÍA CARMENZA ARENAS

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