El esquema Gobierno - Oposición

Augusto Trujillo

Las sociedades plurales son un fenómeno que la Modernidad ignoró por siglos, pues asumió como homogéneos a pueblos diversos sobre los cuales construyó el estado-nación. Les impuso, de arriba hacia abajo, los valores y las instituciones de una Europa emergente que se negó a aceptar la evidencia de un pluralismo que ya había conocido en los fueros medievales Ibéricos y en las ciudades italianas del Renacimiento.
PUBLICIDAD

El unitarismo político, el monismo jurídico, la concepción binaria del mundo, que veía todo como si fuera blanco y negro, cuando en realidad es multicolor, obligaron a los pueblos conquistados por Europa a crecer con el centro de gravedad situado afuera. Conquistadores y conquistados llegaron al extremo de suscribir las mismas falsedades sobre la superioridad de unos y la inferioridad de otros por razones de raza, de clima, de cultura.

Tocqueville se atrevió a afirmar que la supuesta ventaja de los americanos del norte sobre los americanos del sur consiste en que aquellos nacieron iguales en vez de llegar a serlo. Tamaño despropósito del publicista francés pone de presente que es un buen hijo de la Modernidad, pero no un buen pensador democrático. Mientras los gringos exterminaron a sus pueblos aborígenes, en América del sur surgieron pueblos nuevos, cuya naturaleza plural exigía pensar instituciones que se correspondieran con la realidad contextual respectiva.

El esquema gobierno-oposición está pensado para sociedades homogéneas. Forma parte de lo que Arend Lijphart denomina modelo de democracia mayoritaria o de Westminster, con lo cual sugiere no solo su origen inglés, sino la idea de que está pensado para sociedades como la inglesa. En ella los principales partidos no distan mucho en sus perspectivas políticas y los intereses de los votantes pueden estar, eventualmente, bien servidos por un partido o por el otro, en virtud de la homogeneidad de intereses sociales. 

Ese esquema, por supuesto, no funciona en una sociedad plural, cuya heterogeneidad puede ser no sólo política, sino cultural, lingüística, religiosa, étnica, histórica, etc. En una sociedad plural el esquema gobierno-oposición y la aplicación pura y simple de la norma de mayorías significa dictadura y contienda civil, antes que democracia. Ese es el esquema que viene aplicando el actual gobierno, con los funestos resultados que están a la vista.

Por eso resulta esperanzadora la propuesta de un amplio acuerdo, formulada por el presidente electo Gustavo Petro. Aplicar un esquema cercano a lo que en ciencia política se conoce como democracia de consenso, abre la puerta hacia unas coaliciones, con pluripartidismo y multidimensionalidad, consultando las autonomías regionales y con participación de los sectores vitales de la sociedad civil. 

En Colombia es preciso modificar el estatuto de la oposición. Incluso el artículo 112 superior, que se correspondía mejor con la realidad del país antes de ser reformado por el A. L. n° 1 de 2003. Dicho estatuto está pensado para un país homogéneo, no para una sociedad plural como la nuestra. Si alguien quiere ejercer la oposición tiene derecho pleno a hacerlo, por supuesto. Pero los colombianos necesitan aprender que, si logran tramitar sus problemas por una vía civilizada, todos van a vivir mucho mejor en su patria multinacional. Para eso sirve la democracia de consenso.

Augusto Trujillo Muñoz

Comentarios