Otro incordio

Miguel Ángel Barreto

La Alcaldía de Ibagué parece seguir empeñada en poner a prueba la paciencia de comerciantes, empresarios, transportadores y conductores de vehículos particulares y motociclistas, con decisiones que parecen obedecen más al capricho que a la sana lógica, y que en todo caso escapan a la sana razón y al interés general.

Con molestia esta semana la opinión pública se enteró que se instaló un improvisado bicicarril que reduce y afecta la movilidad sobre la carrera Primera. No contentos con la reducción vial que eso significó en la avenida Ferrocarril ahora se pretende extenderlo entre la calle 19 y la Novena, afectando los comercios que generan más de 1.500 empleos indirectos en este corredor central, según cifras publicadas por el diario de los tolimenses.

Con algo de insolencia y grosería, el secretario de Tránsito, José Alexis Mahecha, señaló a Fenalco y a quienes se opusieron a la medida de obedecer a intereses mezquinos y no de ciudad. Habrá que recordar, que la prioridad de esta dependencia es garantizar y mejorar la movilidad en la ciudad, algo que se debería notar más, sobre todo en horas pico precisamente en la carrera Primera hasta la calle 14.

El control sobre el tránsito de la ciudad sigue siendo limitado y cuestionable, el personal no es suficiente y lejos de hallar soluciones concretas, este tipo de propuestas se convierten en un obstáculo, que para el caso de esta vía, limita y dificulta la conexión de todos los barrios del Sur con el centro de la ciudad.

Sin embargo, esgrime la Administración municipal que cuenta con los estudios que respaldan la decisión, y si eso es cierto la pregunta es por qué no fueron socializados con los actores directamente involucrados o afectados. En algo que no es lógico y que se parece al caso venezolano, es que sean los comerciantes los que piden diálogo y concertación, cuando es el Municipio el que debe garantizar que las actividades del corredor vial mantengan o mejoren sus condiciones de ocupación laboral y haya un equilibrio social y económico.

Ahora bien, el argumento de que el deporte y la comunidad deben contar con este tipo de espacios es incuestionable, pero no veo a los ciclistas muy motivados en realizar sus prácticas en un corredor que ha tenido de antaño problemas de seguridad y que en últimas resulta un riesgo para los deportistas, sobre todo entre la 28 con Ferrocarril y la calle 15 con Primera. Tampoco se nota una intervención del Municipio en los problemas de hurto, drogadicción y prostitución en la calle 19 y aledaños, como para pensar que el bicicarril es seguro o indispensable y que cambiará por sí solo las diferentes coyunturas que lo rodean.

No obstante, tratar de ruines, tacaños, faltos de generosidad o hipócritas, es decir lo que el adjetivo de mezquinos conlleva, a quienes por años han generado empleo y trabajado por consolidar un negocio familiar o establecer un comercio honesto que pueda garantizar su subsistencia o desvirtuar a quienes han hecho inversiones importantes en la carrera Primera, como una estación de servicio o en una importante clínica, sencillamente porque no están de acuerdo con tamaña improvisación, es un desatino público que socava aún más la ya estrecha relación del sector privado con el sector público de la ciudad.

Sin lugar a dudas, perder la sensatez parece ser algo que esta Administración sigue haciendo sin temor a equivocarse, porque a todas luces, y en este caso, el denominado bicicarril de la carrera Primera no se necesita y tampoco ofrece la seguridad requerida a sus usuarios.

Senador

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