Del poder y los estilos

Óscar Barreto Quiroga

En mis anteriores columnas escribí sobre “El Hacer” y el “Consenso”, como teorías, estilos para ejercer la política y el gobierno, describí los preceptos que profeso y practico, de cercanía a la ciudadanía, respeto por la ciudadanía y trabajo incansable, fruto de mi formación, vivencias y experiencias. El poder en lo público trae consecuencias, una de ellas, es que el poder a muchos los aleja de sus amigos y la gente, en eso he propendido por tener especial cuidado.

Estar cercanos a la gente nos ha permitido tener de primera mano, el sufrir, el sentir, sus necesidades. En el territorio se puede establecer de manera directa e inmediata las soluciones, hacerles seguimiento para su cumplimiento para así volver efectiva la presencia del estado, no solo en palabras sino en hechos.

El buen trato con los subalternos, con los ciudadanos y toda la sociedad, es ineludible en materia de lograr resultados en el oficio de lo público, siempre será mejor ser que tener, pero también, siempre teniendo hay que desarrollar más el ser, ese que engrandece, que crece desde la humildad, desde la razón y el sentido común, humildad entendida como la convicción lógica de la convivencia y el respeto por la diferencia.

En promedio hemos hecho más de 600 grandes encuentros con ciudadanos del Tolima, durante estos 3 años de gobierno, sobre todo en regiones abandonadas y apartadas, eso sin contar las pequeñas reuniones con líderes representativos, gremios y sectores importantes de nuestra sociedad, nos caracterizamos por el lenguaje respetuoso, que reconoce en los demás su oficio como aportante al desarrollo, así muchas veces no coincidamos en pensamientos o acciones.

El ejercicio de poder debe contener, el elemento de un buen estilo de gobierno y un buen estilo en el comportamiento del líder gobernante, pues se es, un referente para la sociedad, para los millones de personas que se representan, no hay que detenerse en las nimiedades; de lo contrario, se estarían generando enormes diferencias, enquistando odios y comportamientos reaccionarios, que generan violencia y no construyen sociedad.

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