La Mediocridad

Óscar Barreto Quiroga

Gobernador del Tolima

Lamentablemente en nuestra sociedad se viene estableciendo una logia, un grupillo que avanza de manera preocupante, que hace un daño inmenso; cuando digo logia o grupillo, para referirme de manera colectiva y no individual a la MEDIOCRIDAD, me refiero a, que aquellos se buscan, se juntan y se organizan como dice Alain Deneault en su libro “Mediocracia” “para rascarse la espalda, se aseguran de devolverse los favores e irán cimentando el poder en un clan”. Los mediocres atacan a los capaces, a los competentes, deben hacerlo en manada a razón de su incapacidad que no les permite dar una competencia individual, la mayor virtud de los mediocres es la capacidad para identificarse entre ellos y hacer alianzas para opacar o derrotar a los capaces.

Sin duda la acumulación de títulos o rótulos, no exime que la mediocridad permanezca y se promueva, algunos se mofan de su formación, de sus logros académicos, pero la realidad los choca con su incapacidad, con su incompetencia, los convierte en seres con una cierta vanidad que aumenta su MEDIOCRIDAD, los lleva con rabia a reaccionar contra aquellos a los que consideran están por debajo de su nivel. La formación que liquida la mediocridad, es la FORMACIÓN INTEGRAL, no solo la que busca preparar en una cierta área del conocimiento o de la experticia, sino también la que forma excelentes seres humanos, el ser humano que se cimienta en el ser conectado con el saber, más allá que en el tener, logra extirpar la mediocridad pues reconocerá en los otros, los valores y la diferencia, fundamentales para la convivencia.

Estar solamente bien “formado” o ser solo “buena gente” no es suficiente para desempeñarse en cualquier oficio de la vida, se necesitan los dos, la formación y la calidad humana, una no puede avanzar sin la otra, porque si así fuera imperará la mediocridad. Debemos identificar esa distorsión que los mediocres, por formación o calidad humana, quieren imponer, pues unos hablan de estar bien formados u otros de ser simpáticos, cuando lo que deben ser es una amalgama de conceptos positivos y destacados, que aporten a la sociedad, esos conceptos que resultan de la formación integral y definen una buena formación, calidad humana y resultados.

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