Conciencia ambiental para la vida

Óscar Barreto Quiroga

Las altas emisiones de CO2 traen consigo efectos adversos como el cambio climático y por ende efecto invernadero, incendios forestales, desequilibrio en los ecosistemas, deshielo en glaciares y polos, cambios permanentes en el comportamiento de los ecosistemas naturales entre otros. El ser humano tiene matrícula condicional impuesta por el planeta Tierra, el ser humano consume pensando en la economía personal mas no en un consumo responsable que garantice la sostenibilidad ambiental del entorno y la protección del medio ambiente.

El afán de muchas economías por poner bienes de consumo más competitivos en los mercados mundiales, como lo es el caso de la gran mayoría de los productores asiáticos, donde no se mide los impactos positivos ni en la naturaleza ni en la sociedad, sino por el contrario se miden las utilidades económicas, que se puedan obtener a todo costo están acabando de manera gradual pero permanente con la sostenibilidad del planeta. Más de 7.700 millones de habitantes tiene el mundo del siglo XXI, un promedio de casi 4 millones de nacimientos en el año a nivel mundial frente a un promedio de un millón seiscientos mil fallecimientos en el mismo periodo de tiempo, según “Worldometer” mientras en un día como hoy nacen 162.000 nuevos habitantes, solo desaparecen o dejan de existir 68.000, es decir que si comparamos esto con una balanza de pagos en términos de contabilidad y finanzas, podríamos decir que la cuenta corriente de la humanidad está en déficit, el planeta es inviable en términos de población versus capacidad de abastecimiento. Nuevos conceptos se ponen de moda, pero no se imponen para hacer frente a esta problemática y contrarrestar las actuaciones del peor depredador de la cadena alimenticia como lo es el ser humano.

Conceptos como bioeconomía, negocios verdes y economía circular, se convierten en tendencias de vital importancia para el desarrollo en concordancia además con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Si analizamos el contenido epistemológico de cada uno de estos conceptos, encontramos una nueva filosofía de vida y coexistencia con el medio ambiente, encontramos un nuevo evangelio, que debemos asumir.

El aprovechamiento total de los materiales utilizados en la producción de bienes, la reutilización de materiales, el remplazo de combustibles fósiles por energías alternativas, el crecimiento de economías enfocadas en producir de acuerdo al ciclo de la naturaleza, se convierten en alternativas de especialización inteligente para los territorios. Enseñar a los niños y jóvenes a tener conciencia ambiental, a comprender que el planeta está enfermo y que requiere de todo el cuidado y atención es una tarea inevitable, aplicar estos conceptos en absolutamente todas las iniciativas económicas y sociales, en todos los emprendimientos, en cada aula de clase en todos los niveles de la educación, traer a colación estos conceptos que invito a que todos analicemos, entendamos y apliquemos en nuestro diario vivir.

Cada intervención en todo escenario político, social, de desarrollo económico, e incluso de encuentro familiar, debe estar acompañada por un mensaje de conciencia, que sensibilice al cada uno de nuestros familiares, amigos y compañeros en general, para generar una cadena humana de conciencia ambiental sostenible. Esta es mi propuesta, una cadena humana de conciencia verde, que acompañe a las instituciones de gobierno durante estos próximos cuatro años, para que todos apliquemos esta premisa, como una premisa de vida, como una premisa de salvación de nuestro planeta.

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