¿Un nuevo Tolima es posible? (2)

Alberto Bejarano Ávila

Expresé que sí, el Tolima debe reconstruirse a partir de un sacudón a su inercia histórica, la única vía es fundar un partido o colectivo político basado en ideas y programas de contenido básicamente regionalista.

Por enseñanza empírica ningún tolimense, salvo algún amnésico, creerá honestamente que gracias a lo ocurrido el 11M o por ocurrir el 27M y el 17J, el Tolima iniciará pronto las grandes transformaciones que no se dieron en un siglo. Corriendo con gran suerte se producirán reformas marginales que paliarán algunos problemas y pare ahí, pues el progreso sólo será cierto si los tolimenses así lo decidimos, lo demás son cantos de sirena.

Resulta paradójico que en toda reunión formal o casual se hable de transformar, innovar o cambiar, pero que, cuando se plantean ideas disruptivas, los sofistas transformadores opten por recular y satanizar esas ideas, actitud que se explica en la formación de nuestro talante y no en la ausencia de talento. El Tolima es fértil en inteligencia, pero esa fertilidad se corroe o evapora al untarse de politiquería y ello se observa en elecciones congresales y regionales, donde gente perspicaz, joven en su mayoría, por creer en partidos rancios y voto de opinión, sufre en carne propia el azote electorero, pues no solo se mancha de vetustez política, difícil de limpiar, sino que debe atestiguar cómo los “elegidos por maquinaria” metamorfosean en caciques. Así funciona el círculo vicioso de alcanzar el poder para perpetuar el atraso.

Para virar a círculo virtuoso exhorto a los buenos líderes que el Tolima aún no perdió para siempre, a pensar que las ideas empezaran a ser motor del futuro cuando ellos admitan que la política regional debe ejercerse con un proyecto político cuya finalidad histórica sea el progreso tolimenses. Los buenos líderes entenderán además que tal proyecto político solo es viable si lo agencia un partido o colectivo inmune al politiqueo y que, en consecuencia, la exhortación es tácita invitación para que, deponiendo egos pueriles, prejuicios y ambición electoral, ellos acepten dialogar acerca de la creación de un colectivo político cuyo objetivo supremo sean los tres millones de tolimenses (residentes más emigrantes).

Como la región no renacerá por virtud de unos pocos políticos, sino por la conciencia política de todos los tolimenses, la invitación se extiende a universidades, intelectuales y dirigentes sociales, para que coadyuven con ideas, investigaciones, trabajo de campo, etc., a una tarea colectiva que, así lo creo, es la única opción que tenemos para que, abiertos a la diversidad y con espíritu regionalista enaltecedor del alma nacional, tomemos las riendas del futuro.

Siendo menester que buenos líderes políticos y pensadores remen armónicamente hacia el mismo lado, recuerdo que muchas personas han investigado el cómo construir región y sus logros serían “arras” para un proyecto político con doctrina, ideas y programas coherentes y pertinentes que den autoridad moral e intelectual al nuevo colectivo político del Tolima.

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