Los mismos siempre van de mal a peor

Alberto Bejarano Ávila

Tres serían los caracteres que tipifican al “elenco principal” de la anacrónica película política que debe cambiar en Colombia o, para no evadir responsabilidad, digamos que en el Tolima. Veamos cuales son los tres rasgos actorales en tan vieja y sucia película: “el teórico”, tal vez el más débil e iluso, “el partidario o prosélito”, casi siempre apasionado y carente de espíritu crítico y “la estrella o galán” (el cacique) que desoye y falsea las ideas del primero y manipula las pasiones del segundo. Sólo cuando los tres caracteres evolucionen y entren en simbiosis, como en el drama de Lope De Vega, “todos a una como en Fuenteovejuna” derrotaremos la tiranía del politiqueo y así los funestos efectos socioeconómicos del subdesarrollo.

Algunos asumimos la lid presidencial con esperanza, pero sin contradecirnos con la tesis de que pase lo que pase nada cambiará si los tolimenses seguimos eludiendo el deber de trazar la ruta del cambio y de unirnos para hacerlo cierto ¿o acaso en el Tolima algo cambió para bien gracias a algún presidente post frente nacional?). La esperanza atrás aludida estriba en que, por fin, elijamos presidente progresista y por ende descentralista y no otro tutor del interés oligopólico y multinacional que, con falso tonito mesiánico, anestesie la conciencia histórica de los colombianos y el espíritu autonómico y protagónico de las regiones.

Dije en escrito anterior que la era de modernidad y justicia iniciará cuando se produzca un “big bang de regiones” y el concepto de democracia económica (país de dueños) sea eje del discurso político y social, aserción que sustentaría sí en el Tolima existiera espacio para ello. A lo dicho añado que 3 millones de tolimenses, su territorio de 23 mil K2 y sus 47 municipios pueden irrumpir en la historia nacional con un genuino e inédito proyecto político regional, pues solo así usaríamos sinérgicamente nuestras energías y alcanzaríamos peso político real y trasformador en la hoy caricaturesca y sórdida democracia nacional.

Tal vez éstas tesis sean reiterativas ¿pero es que acaso la vida misma del Tolima, por muchos lustros, no ha de sido de atraso, politiquería y letargo reiterado? Si así se aceptara entonces la respuesta al tozudo llamado a construir región no sería la mudez ante lo esencial y la bulla populista sino arrojo para construir sentido político autonómico, proyecto político y aparato político tolimensista, planes estratégicos históricos, cohesión social, participación, voluntad de diálogo, reinterpretación sociológica, conocimiento territorial, cultura identitaria.

Racionalmente y no por fanatismo votaré por un progresista como Gustavo Petro, pues creo que sólo un gobierno con ese talante será descentralizador y además porque me resisto a caer en la ambivalencia de quienes a toda hora maldicen la vileza política y claman el cambio pero que, amilanados por mentiras y miedos inducidos, acaban eligiendo a los mismos (que siempre van de mal a peor), ignorando que así están reiniciando el círculo vicioso del atraso.

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