“Mesa Técnica del Desempleo en Ibagué” (I)

Alberto Bejarano Ávila

Aunque tarde, meto ‘baza’ en una cuestión bastante añeja y aparentemente incorregible. Se trata del empleo, asunto tratado el pasado 15 de agosto en la ‘Mesa Técnica del Desempleo’ convocada por la Cámara de Comercio de Ibagué y que, según nota de EL NUEVO DÍA, contó con asistencia de empresarios, gremios, Alcaldía, Gobernación y academia. La nota señala dos conclusiones: a) el equipo investigativo de la CCI compilará lo comentado en documento a examinar en una segunda mesa que delegará responsables y fijará indicadores y tiempos de ejecución para disminuir la tasa de desempleo, b) Ante la pregunta de ¿por qué no vienen los empresarios a invertir en Ibagué?, convinieron realizar un diagnóstico que se solicitará a Unibagué a través de “Ibagué Cómo Vamos”. La noticia me recuerda que en junio de 2016, el entonces Secretario de Planeación, frente al mismo interés por disminuir la tasa de desempleo, dijo a los dirigentes que “ésta variable dependía del comportamiento macroeconómico”. Ante tan insólita teoría riposté diciendo que, según ello, podíamos estar tranquilos pues bastaba con confiar que la macroeconomía se apiadara de Ibagué. Hoy, con total y sincero respeto por el empeño de los dirigentes para generar empleo, diría que “buscan el ahogado río arriba”, o mejor, parodiando a Stephen Hawking (“La Historia del Tiempo”), opino que cometiendo un error de innegable buena fe, siguen intentando solucionar el desempleo en la dirección en la que este crece.

La arraigada creencia de que empleo y ocupación son variables arbitrarias o periféricas y no consecuencias directas de las dinámicas económicas, sociales y políticas de la región, impide comprender que la debilidad de aquellas dinámicas irá convirtiéndose en peligrosa, invasiva y creciente espiral de desempleo e informalidad que a su vez, originan toda suerte de males sociales. Tan elemental principio de causa y efecto no debe ser soslayado u omitido por los planificadores del desarrollo, que saben que la tasa de desempleo si bien revela una verdad humana sensible y socialmente frustrante, es solo un referente estadístico parcial del grado de desarrollo regional y, por tal razón, deberían admitir que su sapiencia tiene que centrarse en las causas o raíces históricas del subdesarrollo, puesto que es allí donde comienzan casi todos, sino todos, los problemas sociales que padece la región. Creo que aquello que juzgo como error, radica en que al intentar establecer una relación de causalidad, los analistas concluyen que no existe empleo porque no hay empresas y no porque el Tolima es subdesarrollado y por ello, la “solución lógica” pero errada es hipotecar al inversor externo nuestros recursos y oportunidades, medida que viene tomándose desde hace más de tres décadas con resultados desastrosos. El subdesarrollo es mal social curable, pero ninguna enfermedad se cura (como suele hacerse) con tan solo aplicar menjurjes a sus síntomas, sino auscultando con rigor y ciencia hasta hallar las profundas causas donde ésta incuba y, luego sí, formular la medicación correcta. Sigue…

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