“Patasarribiaron” la lógica del desarrollo regional

Alberto Bejarano Ávila

El sentido común dice que todo crece o se construye de abajo hacia arriba y no a la inversa y sólo el alucinado diría lo contrario. Como tema casual vaya y venga, pero en la teoría sobre construcción de desarrollo regional es fundamento lógico cardinal que políticos, burócratas y plutócratas “patasarribiaron” para que el centralismo sirviera de mampara para lograr sus mezquinos intereses y, en esta trampa de la lógica invertida, siempre caen los mentores del desarrollo tolimense que, pese al evidente fiasco del centralismo, lo ven como única verdad revelada y de ahí el terco desenfoque de perspectiva que igualmente nos obliga a ser tercos en la tesis de que la primera instancia constructiva es la región y desde ella la Nación, pues, se dijo, el desarrollo se construye desde abajo, no desde arriba.

En esta lógica patas arriba caen todas y no solo algunas vertientes del pensamiento político, y por ello todos creemos ciegamente que el camino al desarrollo regional inicia en Bogotá, bien porque ello conviene a ciertas personas o porque el paradigma centralista no deja ver, siquiera como posibilidad, que el desarrollo tiene otras lógicas.

En metafórica prosa pueril diría que un árbol, entre más grande va a ser, más hunde sus raíces para sostener un tronco fuerte y sobre él un ramaje frondoso y sano. Así deberíamos pensar al Tolima y luego sí, con ideas propias y peso político, ocuparnos del “bosque” o variables externas que casi siempre desmejoran nuestro vivir. Más que oposicionistas y gobiernistas, los tolimenses deberíamos ser caracterizados y eficaces constructores de otra realidad política y económica.

Espero nadie se ofenda si digo que jamás entendí cómo se puede ejercer una buena política y gestionar una propia y pujante economía regional, con exquisita erudición y fogosa pasión frente nacionalista y neoliberal y desmedida indiferencia e ignorancia respecto a la historia, la sociedad y el territorio regional.

Esta ambigüedad se patentiza en la paradoja de la pereza para dialogar, investigar y pensar la cuestión regional y el desvelo por coloquios, asesorías, foros (usualmente guiados por gurúes externos) donde pontifican sobre política y economía convencional y que, es indiscutible, nunca sirvieron para salir del atolladero. Sin “puñetera idea” de lógicas correctas, muchos candidatos ya prometen el paraíso. ¡Qué mamera!

El tolimense no es ningún “caído del zarzo”, de ello sobran ejemplos, y por ende hay talento para abrir un gran diálogo orientado a enderezar la lógica del desarrollo regional y así, desde otros enfoques, afirmar criterios sobre el acontecer nacional, asunto necesario más no vital. Remato con un toque de candor citando a Ana Iglesias: “…nosotros siempre vemos las cosas desde el mismo ángulo -continuó el chico-, es mejor así, además es mejor crecer hacia abajo que hacia arriba. Cuando eres pequeño no te puedes hacer daño cayéndote porque estás en el aire, y no puedes meterte en problemas por ensuciarte los zapatos de barro, ya que aquí arriba no hay barro”.

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