Alquimia electoral en el Siglo XXI (I)

Alberto Bejarano Ávila

Se dice que por más de 2.500 años los alquimistas tuvieron como objetivo principal convertir metales innobles en oro y por supuesto nunca lograron tal transmutación, pues de haberlo hecho hoy el oro no sería el patrón por excelencia de la riqueza (no hablo de Bretton Woods, de Nixon o del dólar, esa es otra larga historia) y por tanto el significado de riqueza tendría, tal vez, más fundamentaciones éticas que connotaciones de mezquindad. De todas maneras recordemos que la alquimia dio origen a la química como ciencia, es decir, evolucionó.

Se me antoja usar como analogía esta glosa sobre los alquimistas para decir que en el siglo XXI, quienes sí logran un prodigio de alquimia (ojalá no dure 2500 años), son los candidatos que siempre “construyen votos” con elementos innobles (farsas, ardides, lugares comunes, etc.). Convertir fábulas en votos es inadmisible porque hoy, tiempos modernos, las ciencias sociales, políticas y económicas son fuente de grandes conocimientos y por ello nada excusa la porfía de los candidatos en el oscurantismo alienante y la omisión de las certezas.

Recuérdese que en épocas bárbaras había ricos, reyes, señores feudales y claro, vasallos y glebas que a la fuerza les tributaban y padecían y, además de alquimistas, había canónigos, bufones y nigromantes que servían a la “nobleza”. Hoy, tiempo moderno, democrático y de ciencias, “la piedra filosofal” que podría trasmutar problemas y desesperanzas en bienestar, equidad y felicidad, tendrían que ser, en suma, estadistas, científicos sociales y económicos, juristas, historiadores, intelectuales. Ellos, gente versada y culta, de quererlo, pueden incidir en los procesos políticos y económicos para que el Tolima logre alcanzar su desarrollo.

Intento ser analítico y sugerente y no injurioso al plantear la analogía entre épocas feudales, oscurantismo, alquimia, nigromancia y bufones y un contexto sociológico que pareciera ser enclave del medioevo en pleno siglo XXI, justamente por aquello de caciques, promeseros, áulicos, populismos, egoísmos, corrupción y demás aberraciones totalmente inexcusables en la era de modernidad, “democracia” y ciencia. ¿Es posible que nuestros políticos decidan autocriticarse, librarse de taras premodernas, reinventarse y fungir como líderes orgánicos, visionarios e incluyentes para hacer del Tolima un territorio con futuro digno y cierto?

Por creer que el político de buena voluntad sí puede mutar en científico social, económico y político, fustigaré poco el politiqueo como tal y mejor opto por una cordial invitación a los candidatos (invitación que temo desoirán) a despejar unos sencillos interrogantes: ¿Por qué ustedes, profesionales egresados de famosas universidades y con mente brillante y abierta, hacen política oscurantista y premoderna? ¿Por qué ustedes nunca buscan las causas de los problemas para hacer consistente su discurso y sólo enumeran esos problemas para hacer populismo? ¿Por qué ustedes evitan y no invitan a pensar seriamente el futuro tolimense? ¿Por qué ustedes no acuerdan una campaña sesuda, decente y fresca en este 2019? Sigue...

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