Propuesta disruptiva para un acuerdo regional (III)

Alberto Bejarano Ávila

A la academia (la universidad por excelencia) le compete desempolvar los sesudos trabajos sobre el territorio regional (historia, antropología, sociología, economía, eco sistema, fueros y leyes), investigaciones hoy archivadas y que deberían sumarse a la incesante producción del talento regional, para convertirlos en acumulado de saberes que califiquen la educación y la opinión. Absurda es la porfía de pensar nuestro desarrollo desde lo nacional y lo global sin pensar primero al Tolima, pues así jamás habrá progreso ni inserción en la globalización.

Segundo: las organizaciones gremiales y sociales, ciertamente pasivas y no protagónicas de la vida público-política, tienen que ser las primeras en convocarse a la unidad para la acción, bajo el entendido de que el asunto del desarrollo regional es sistémico y por ende simbiótico (tercera idea fuerza) y que esa simbiosis de la diversidad económica, social y ambiental es la que permitirá la gran sinergia constructiva de un futuro mejor para los tolimenses.

Es preciso advertir que la unidad para la acción resulta errónea si se trata de que los líderes económicos o sociales se candidaticen a cualquier corporación pública regional sin ocuparse antes de la lectura crítica de la realidad y de construir una visión estratégico-disruptiva y un proyecto político integral (sistémico y sinérgico) para alcanzar el desarrollo regional. En ésta eventualidad inercial los líderes cometen grave yerro, pues aúpan el electoralismo per se y por tanto las prácticas políticas que suelen censurar, es decir, sus candidaturas germinarían del mismo embrión de la politiquería culpable del viejo círculo vicioso del atraso regional.

Otra cosa es que sus candidaturas surjan como efecto de la visión disruptiva y la coherencia de un plan político integral y autorizado por los sectores económicos y sociales para alcanzar el progreso tolimense, pues así los aspirantes y luego los elegidos, serían actores legítimos, informados e idóneos para gestionar desde lo público un equilibrado desarrollo económico, social y ambiental. En este juicio estriba la importancia del siguiente punto de la propuesta.

Tercero: El Comité de Gremios del Tolima deberá hacer una reforma estructural que permita la anexión de organizaciones sociales e instituciones académicas, hecho que conllevaría a una redefinición de funciones para enfocar integralmente la cuestión del desarrollo regional. Si ello no fuere propicio, entonces las organizaciones sociales y académicos podrían constituir consejos sectoriales, con funciones de alguna manera alineadas con las del Comité Gremial, Así existirían tres entes sectoriales bien avenidos para encarar la reconstrucción del Tolima.

En cualquiera de los anteriores escenarios, lo gremial, lo social y lo académico, fundidos por un espíritu regionalista, podrían constituir mesas sectoriales imbricadas entre sí o una única mesa tripartita para así, desde lo diverso, imaginar y construir grandes proyectos y prohijar la cohesión social y los liderazgos colectivos para encarar los fines superiores. Continúa…

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