El quiebre histórico, por qué y cómo (v)

Alberto Bejarano Ávila

Resultaría útil cotejar los costos de construir atraso y miseria con los hipotéticos costos de construir progreso y bienestar. Es ofensivo saber que las campañas para elegir gobernador, alcalde, diputado y concejal cuestan fortunas, siempre pagadas con dineros del erario (léase tributos cada vez más injustos), pues, de distintas maneras, los “inversionistas electorales” obtienen jugosos ingresos, mientras que los contribuyentes siempre quedamos esperando el progreso prometido. ¿Alguna universidad, por ejemplo, calculó la relación costo beneficio de la inversión en la política inepta, impúdica y fatua en los últimos 30 años? Creo que no.

Así ha sido y así será mientras no se produzca un quiebre histórico para empezar a construir progreso, pero esta solución, siendo obvia, hoy es una quimera porque, siendo sinceros, las personas preocupadas solo atinan a proponer reuniones, grupos de discusión o cosas así y claro, por ahí se debe iniciar, pero el asunto tiene más fondo, pues exige integrar un “tanque de pensamiento” o “think tank” por un periodo de uno a dos años y cuyo costo desde luego no pagarán gobiernos que usan el erario para costear toda clase de rapacerías y abusos. Así es como el atraso recibe dineros a chorros y el progreso sólo merece ideas refritas y livianas.

Lo anterior es prólogo para decir que, si bien algunos estaríamos prestos a aportar nuestras ideas ad honorem, el costo de realizar análisis temáticos estructurados y concluyentes para elaborar la hoja de ruta del progreso regional y construir las bases para comenzar a hacerlo realidad, tiene que tasarse en muchas horas de labor planificada y coordinada de un equipo multidisciplinario y para ello se requeriría de un pool interinstitucional, social y privado, que dirija, oriente y costee los “estudios, planos y proyectos motores” del desarrollo regional. 

Construir y hacer sostenible la ruta del progreso tolimense es empresa de gran alcance que exige conciencia, unidad, voluntad, talento, objetivos, políticas, planeación y dinero y, claro está, igual un giro de 1800 en las ideas del por qué y, sobre todo, el cómo construir progreso. Vencer inercias y abusos es tarea compleja más no imposible para gente decidida a cambiar.

Así resulte latoso, resumo un prospecto temático para soportar la tesis de que el desarrollo regional exige talento pluridisciplinario, so pena de seguir, por sécula seculórum, con quejas y quimeras y viendo cómo las cosas agravan y cómo hinchan sus bolsillos quienes se lucran del atraso. Veamos: caracterizar sociológica, antropológica, histórica, económica, jurídica y ambientalmente al Tolima (algo ayudará la universidad); idear mapas conceptuales; realizar foros y simposios temáticos concluyentes; producir aplicaciones en tecnología, informática, algoritmos, inteligencia artificial, robustas bases de datos y Apps para cohesionar el tejido social; pensar estrategias de redes, páginas web, revista y boletines para socializar avances y derroteros; producir y editar escritos parciales y la gran bitácora final; contar con oficinas y soportes logísticos y administrativos. El progreso sí es alcanzable, pero cambiando.

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