Indicadores del desarrollo tolimense (II)

Alberto Bejarano Ávila

Dije en la primera parte de éste escrito que en buena hora Unibagué publicará un “boletín económico trimestral” que llenaría el vacío de cifras sociales, económicas y ambientales que impide el análisis habitual de la dinámica regional y que sugeriría índices que vayan más allá del PIB, la inflación y otros indicadores que son inútiles en sí mismos.
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Veamos unos índices sociales: Pobreza; extrema pobreza; demografía; empleo; desempleo; subempleo; acceso a servicios de salud; desigualdad; educación; necesidades básicas insatisfechas NBI; vivienda; servicios públicos; organización social; migración; consumo de drogas; población urbana y rural y mortalidad: morbilidad; calidad de vida; movilidad interna; seguridad.

Como índices económicos sugeridos tendríamos: Producto Interno Bruto PIB (referencia per cápita); Índice de Precios al Consumidor IPC; inversión, pública y privada; importaciones y exportaciones; deuda pública y privada; producción de hidrocarburos y minerales; industria y agroindustria; reservas de petróleo; desempeño de los subsectores comercio y servicios; ahorro público y privado; ingresos por remesas que envía la diáspora; transporte; turismo.

Índices medio ambientales sugeridos serían: deforestación; lluvias; caudales; erosión; áreas protegidas; emisiones contaminantes; gestión pública ambiental; proporción del territorio cubierto por bloques; producción de energía; especies endémicas en peligro (flora y fauna); cobertura de redes eléctricas; acueducto y alcantarillado; explotaciones mineras. Claro está que se requieren otros índices sociales, económicos y ambientales para conocer y ponderar con rigor y sin trivialidad el constante comportamiento integral de la complejidad territorial.

Una prosperidad sostenible del Tolima conlleva imaginación, ideas, proyectos y coherencia, pero tales atributos no serán posibles o no serán eficaces, si no contamos con conocimiento e información precisa y calificada del territorio y de todo cuanto en él ocurre. Igualmente, la dinámica del desarrollo requiere control y seguimiento a todas y cada una de las variables que a él concurren y ese control y seguimiento tampoco es posible sin información habitual, sólida y consistente de crecimientos, retrocesos, fortalezas, amenazas y oportunidades.

Podría decirse que la antítesis del denominado “conocimiento de causa” es justamente la ausencia de conocimiento, información, índices y controles y que en esa gran carencia, bien sabemos, se agazapa la retórica vacía, ambigua, recurrente, populista e irresponsable sobre cuestiones esenciales que atañen a nuestro futuro y desde luego hace imposible ejercer un estricto control político.

Solo éxitos le deseo al referido “boletín económico de Unibagué” que sin duda nos será útil para elevar el espíritu crítico-constructivo de la opinión. Finalizo con una vieja idea: lo deseable es una alianza entre la Gobernación, la organización gremial y la academia para fundar la agencia de estadísticas y grandes cifras públicas y privadas del Tolima y de cada municipio y así no continuar, como hasta ahora, “dando palos de ciego”.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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