“Tolima, causa común” (II)

En artículo anterior señalaba que hoy los tolimenses son llamados a votar, pero que ninguno de esos afanosos llamados muestra al tolimensismo como norte ideológico y al Tolima como cimera razón del quehacer político.

“Tolima, causa común” (I)

Desde disímiles vertientes electorales, que no ideológicas, hoy convocan a los tolimenses a votar, pero ninguna de esas llamadas muestra al tolimensismo como referente ideológico y al Tolima como objetivo del quehacer político y por ello el pronóstico resulta obligadamente pesimista, porque no siendo el Tolima el norte del llamado político, entonces los tolimenses seguiremos oyendo los cantos de sirena en vez de escuchar las voces de las razones lógicas y, así, jamás seremos dueños de nuestro destino y por ende nuestra ruta seguirá siendo la fragmentación social, la pequeñez mental, los odios, la siniestra corruptela y más desvaríos y máculas que sólo exacerban el viejo y arraigado subdesarrollo de nuestra región.

El fin político no es ganar, es transformar

La política podría trasformar al Tolima, pero, al ver tanto politiqueo y nada de ideas (“mucho tilín y paletas nada), esta idea se esfuma porque, en verdad, el ajetreo electoral parece más una gallera que un virtuoso escenario donde se plantean ideas y propuestas serias de índole económico y social. Pensando con el deseo y de cara al 2022, imagino un debate donde los aspirantes al congreso no puedan recurrir a la casuística o los cuentos de siempre y sólo les admitan exponer, con rigor ideológico y técnico, las estrategias que su colectividad propone para reconstruir moral, económica y políticamente al Tolima y, de no ser así, ellos no podrán participar del debate y se les instaría a apartarse de la política para que no hagan más daños.

Acuerdos y desacuerdos, una tensión superable

Caminar hacia un futuro próspero y solidario del Tolima requiere de una cultura fundada en serios y legítimos conceptos de desarrollo regional, pues de esa conceptualización procede la pertinencia de las acciones a emprender para lograr ese desarrollo.

“El sueño de los justos”

Con firmeza creo que el Tolima podrá romper su coyunda con el subdesarrollo el día en que, con auténtica y profunda visión de futuro, basamento estratégico, solvencia ética y moral, claridad política y cohesión social, decida empezar a construir una nueva historia. También creo que, para el caso tolimense, estas virtudes las entraña el regionalismo, porque son las fuerzas endógenas (incluido el peso político como fuerza endógena) las que pueden originar nuestro desarrollo y, con él, ayudar a construir un país incluyente y equitativo.

Expectativa y escepticismo

Con crueldad la pandemia reveló que Colombia está a “años luz” de la excelencia en gestión de salud pública, en investigación clínica y en infraestructura hospitalaria, rezago causante de la ineficiencia del país ante el Covid-19; también el estallido social desnudó la indignación y el rechazo de la juventud por los inhumanos efectos de ser el nuestro uno de los estados más desiguales, peligrosos y corruptos del mundo. Sólo un retrógrado negará que las causas de tanta evidencia de atraso radican en el obsceno concubinato de politiquería y plutocracia que, desde hace muchas décadas, pusieron las riquezas de los colombianos a su servicio y así desataron las miserias que hoy padecemos.

Pensamiento estructurado para el Tolima

Quien procura informarse sobre la cotidianidad nacional sabe que en todo sector del orden social económico y político se da una continua dinámica intelectual o del conocimiento que reconforta, pues las buenas ideas que incesantemente se ventilan hacen creer que vendrán mejores días. Pero también el informarse es de alguna manera constatar diariamente cómo, en casi todos los sectores, los problemas se agudizan y así entonces y aunque a veces pasa inadvertido, vivimos la paradoja de las buenas ideas y los malos resultados, paradoja que podrían explicar los sesudos y perseverantes pensadores del país y del Tolima.

La historia lo dijo… y lo dirá

Con atención he seguido la manera como en el Tolima se enfrentan hoy los negativos índices de pobreza, empleo, marginalidad, salud, crecimiento económico y otros que la pandemia empeoró pero que, es indiscutible, son índices propios de la continuada e inercial tendencia que desde hace muchos años afecta a nuestra región.

Diálogos regionales, diálogo tolimense

Cada vez con mayor fuerza se proponen los diálogos regionales como solución al estallido social. La propuesta se basaría en que el centralismo ignora que Colombia es pluricultural y diría que plurinacional, pues cada región tiene su propio trasegar histórico que le da matices propios a su problemática moral, política y estructural y de ahí que, aunque los problemas se parecen, los remedios tengan que particularizarse y por ello no es la draconiana e insulsa voz presidencial sino el diálogo regional el que podría balancear las culpas del centralismo y de la región, hallar soluciones y concretar los compromisos que el Estado y cada territorio tienen que cumplir. De ahí la importancia y urgencia del gran diálogo tolimense.