Ideas fuerza

A problema complejo solución compleja, esta es la lógica que debe guiar el análisis de los problemas socioeconómicos que padece el Tolima y que el interés electorero o la política mediocre encuadra como un mal municipal, evitando así que la problemática se prescriba como enfermedad sistémica que sufre todo el territorio y que, como tal, debe ser tratada.

Vísperas de nada

He considerado que en este primer artículo del 2023 podría plantear un interrogante acerca de un asunto crucial que siempre me llamó especial atención, pues si bien pululan alusiones sobre la cuestión, especialmente en tiempo electoral como el que viviremos en este año, lo cierto es que jamás acepté que esas alusiones aclararan mi viejo interrogante. Se trata de saber si a lo largo de la historia contemporánea, hablo del presente y de seis u ocho lustros atrás, los líderes del Tolima (sociales, políticos y económicos) realmente tuvieron y tienen interés sincero, consciente y digamos que visceral, en el desarrollo tolimense o si el vocablo desarrollo ha sido y es comodín para rehuir críticas sobre el atraso. Cómo la única respuesta admisible son las acciones y sus resultados y no la palabra vana, la pregunta es oportuna.

El tiempo vuela…

El 2023 llegó y es hora del adiós al 2022, que para unos fue generoso y cicatero para otros. Vivimos días henchidos de propósitos y esperanzas que cada quien, abierta o íntimamente, desea para sí, para los suyos, para los cercanos y algunas veces para todos. Alguien expresó, “la mala noticia es que el tiempo vuela y la buena noticia es que eres el piloto”, axioma que ahora, cuando sincera y mutuamente nos deseamos feliz y próspero año, nos recuerda que tenemos poder para pilotar los tiempos y que, por tanto, sin descreer de la veleidosa suerte, debemos recordar aquel viejo y asertivo refrán: “a Dios rogando y con el mazo dando”.

Otro globito al aire

Por esta época de balances personales y sociales del año que acaba y de sueños y propósitos para el próximo, coinciden dos informes aislados de programas que deberían sincronizarse, pues uno, “Ibagué Cómo Vamos”, se ocupa del examen retrospectivo o del pasado y el otro, la “Visión Tolima”, se ocupa de la formulación prospectiva con enfoque al año 2050.

TERRITORIO ATRASADO PERO CULTO

Todo lo bueno que sucede en el Tolima siempre será excepción mientras no dobleguemos los funestos índices socioeconómicos y el deterioro en la convivencia social que diariamente vemos y sufrimos en la ciudad y el campo, una creciente y patente realidad definible con un vocablo: atraso. Así parezca, el futuro tolimense no está siendo pensado sistemática, sólida y totalmente, pues no existe una intelectualidad comprometida u orgánica trabajando en equipo para trazar los derroteros de su desarrollo y ello enreda, pues la excesiva casuística aireada en medios y auditorios sugiere una prolija dinámica intelectual que, aunque docta, no es pertinente y ello puede incubar la dura ironía de que el nuestro acabe siendo territorio atrasado pero culto o muy rico con una población cada vez más pobre, porque la inteligencia estéril juzga,, eso creo, que el enfoque alternativo de región es porfía provinciana y utópica.

Comienzos y desenlaces

Según nota de END, 415 acciones transformadoras y 246 situaciones de cambio afloraron en los diálogos regionales vinculantes, versión Tolima, acontecido el 2 de diciembre en Ibagué. Igual se registra el compromiso formal de la señora Ministra de Trabajo: “vamos a impulsar el empleo en Ibagué, pero sin precarización laboral”.

Popurrí de perlas

De creencias erradas y embaucadores nacen los malos hábitos y estos, de tanto practicarlos sin sopesarse en el juicio crítico, acaban siendo estereotipos aconsejables y por lo mismo se reproducen convertidos en respetado y hasta elogiado proceder.

UN MENTÍS AL DESARROLLO TOLIMENSE


Semanas atrás dije que, por la copiosa acumulación de cumpleaños, en muchos momentos llegue a creer que no alcanzaría a ver el cambio en Colombia y que hasta el final sería testigo y de muchas formas víctima de la discordancia entre el creciente deterioro de las realidades sociales y el envilecido ejercicio político, discordancia de la cual siempre fui leal lector por querer entender las causas del subdesarrollo del país y por lo mismo las causas del desastre social. Estas lecturas me permitieron formular claros juicios sobre las soluciones objetivas y profundas que plateaba el progresismo y las opciones falsarias, funcionales y oportunistas del politiqueo pernicioso y, de allí, mi veterana, invariable y coherente posición política que pudo regocijarse con el histórico triunfo en èste año 2022.

SIN APERTURA MENTAL, NADA

Pese a querer asumir con respeto y cordura el pluralismo ideológico que origina los distintos análisis de los primeros cien días del gobierno de Gustavo Petro, es difícil hallarles sindéresis a los objetores de casi todo cuanto viene haciéndose por el cambio, que, como titula El País, España, es “un cambio en un país que vuelve a tener rumbo”.

El personalismo galopante

Las elecciones de octubre del 2023, en vez de propiciar una convergencia de voluntades por el futuro tolimense, está desatando una salvaje estampida de apetitos personales dado que, en el tumulto de candidatos a consejos, Asamblea, alcaldías y gobernación, no existen vasos comunicantes (ideológicos); ellos no coinciden, disienten o dialogan por el futuro del Tolima porque su primitiva egolatría solo los induce a saciar sus carencias psicológicas o su peculio. Como la tolimense es sin duda una sociedad políticamente desinformada y manipulada, cae bien citar a George Orwell para iniciar la reflexión sobre política y futuro tolimense: “Quien controla el presente controla el pasado. Quien controla el pasado controla el futuro”.