Tecnología y cultura

Benhur Sánchez Suárez

La influencia de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de personas, empresas y gobiernos es tal, que hoy casi ninguna actividad escapa a su existencia. Por un lado, los bancos y, por otro, el aparato productivo y el comercio, han estado obligados a adaptarse, acondicionarse y modernizarse teniendo como meta la utilización racional de la electrónica, las redes sociales, el ciberespacio, como nuevo escenario de sus competencias.
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Y por la necesidad de salvar el bache de la parálisis como consecuencia de la pandemia, so pena de llegar a la parálisis y a la peor crisis de que se tenga noticia en nuestra adolorida patria.

Por eso hay que tomar las decisiones adecuadas. Por fortuna, las respuestas han estado bien encaminadas en lo que atañe a modernización de la conectividad de las empresas con sus empleados, clientes y entes gubernamentales.

La educación ha tenido que desarrollarse a contrapié de la realidad porque es el campo donde más desigualdades existen en el país y donde las diferencias son abismales. Y esto, sencillamente, porque no todo el país tiene el mismo desarrollo tecnológico. El acceso a las redes es precario y diverso en la mayor parte del territorio nacional. Así que la educación virtual aún cojea por la falta de igualdad en las oportunidades.

El arte y la cultura también avanzan en este proceso, quizás con mayor fortuna que otras actividades. Conferencias, conciertos, exposiciones, foros temáticos, ya son pan cotidiano en la educación y la cultura. Los escritores, por ejemplo, hemos tenido que responder entrevistas y dictar conferencias a través de los medios virtuales. El teatro y la danza también han asaltado las pantallas de celulares, tabletas, computadoras y televisores, con espectáculos maravillosos.

Hace falta, por supuesto, el calor del público, los aplausos presenciales, pero no se ha perdido la esencia del arte que es la comunicación.

Acaba de concluir con éxito, inédito por ser el primero virtual, el Festival Nacional de la Música Colombiana, que lidera la Fundación Musical de Colombia. Organizarse y desarrollarse en medio de la pandemia y del encierro, pondera aún más los esfuerzos y los éxitos de la Fundación.

El Festival dio como ganadores de su concurso “Príncipes de la canción” al dueto “Simisol”, integrado por la ibaguereña Lizeth Paola Rodríguez y el caleño Sebastián Nieto.

Y en composición musical el premio del Vigésimo Tercer Concurso Nacional de Composición “Leonor Buenaventura”, fue para Víctor Hugo Reina, de Neiva, por su composición “Vida”.

Toda la realización del Festival fue virtual, como lo han sido los otros festivales que generan los gestores culturales de la región, lo cual enaltece al sector cultural y su área de las artes.

Sé que esta dinámica se mantendrá cuando se restablezca la normalidad. Que siempre será nueva.

BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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