¿Qué hacer con el Partido Conservador?

El resultado de las elecciones lleva a pensar largo y tendido sobre la suerte del Partido Conservador. Desapareció del mapa y sólo aparece allá en la patria lejana, en el Putumayo, una esquiva Gobernación. Lo demás se perdió.

Porque el Partido se diluyó, se fue con quien le asegurara algo, le prometiera algo o le diera algo. La indisciplina marcó el derrotero a seguir. Parecía como un ejército en desbandada, como aquella que ordenó el generalísimo Vicente Villamizar en el siglo XIX, cuando ordenó el repliegue para facilitar la victoria del general Uribe, en aquella infortunada Batalla de Peralonso, que dio gloria sucia y mentirosa a unos y cubrió de escarnio a otros como el general Villamizar y el también general Pepe Santos. Y encumbró a Uribe Uribe.

Ante esta situación, al Conservatismo le quedan tres alternativas: o reformarse, hacerse reingeniería, meterle doctrina novedosa, ideas modernas, o fundar otro partido, con otro nombre: Partido Nacional, Partido Popular, que sé yo.


O simplemente acabar con él y que cada quien tome su camino. Las elecciones parlamentarias, que son las próximas, no pueden enfrentarse con la misma indisciplina de ahora. Un directorio nacional sin legitimidad, puesto que nadie le obedece, entreguista, puestero y contratista, no pude continuar hundiendo la suerte del Partido. Y en el ámbito departamental, lo mismo.


Es necesario crear un gran directorio departamental, que jerarquice, que imponga respeto y disciplina, que vuelva a aglutinar a la gente y que se encargue de las políticas por seguir.


Hay todo por hacer, pues el Partido está federado y puede, aceptando el mando nacional, sugerir y operar políticas propias, con ideas, doctrinas, principios propios. Tenemos que encontrar unas tesis sugestivas, que muevan a la gente, que la seduzcan.


Los partidos en el mundo están en crisis de ideología: los laboristas, por ejemplo, quieren marchar hacia un liberalismo cosmopolita, dentro de un orden mundial de unión de clases y no de lucha como las planteadas por la nobleza, la clase obrera, la burguesía, las clases medias.


No. Un movimiento hacia un consenso de clases a nivel mundial. En las mismas está el Partido Conservador Inglés, el Obrero Español, en fin. La crisis ideológica se extiende y por eso hay que hacerle frente a ese reto.

 
En ese orden de ideas, lo primero que debe hacer el Directorio Nacional es presentar la renuncia. Es elemental. Y el Directorio Departamental, igual. Y darse una nueva organización. O desaparecer, para no esperar ese lánguido final de los toreros, que pasados de kilos vuelven circo y tragedia lo que antes había sido gloria y claveles. Y paz para su tumba.

Credito
RAÚL PACHECO

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