La silla ocupada en el Valle

La sanción de la “Silla Vacía” para los gobernadores y alcaldes destituidos por casos de corrupción sancionados por la Procuraduría o la Contraloría que propuse la semana pasada,

es una medida necesaria para sacar a los grupos políticos que han convertido a las entidades públicas en sus feudos clientelistas, pero no es suficiente porque siempre se podrán encontrar atajos para burlar la norma. Por eso es necesario además que la ciudadanía reaccione y los votantes no sigan eligiendo a los mismos con las mismas.



Aplicar la Silla Vacía a mandatarios locales es más justificado e imperioso, si se quiere, que para los mismos congresistas. El partido o movimiento que avaló a un mandatario que después es sancionado por corrupción no puede tener el derecho de nominar la terna para reemplazarlo, o de presentar candidato a las elecciones atípicas que se convoquen para sucederlo, no es solo por razones éticas, sino porque hay que proteger los recursos públicos y evitar que se los sigan robando.


Es grave que un congresista sea destituido por cualquier delito, y su partido político debe ser sancionado. Pero es más grave el caso de un Gobernador o Alcalde, porque el congresista no maneja directamente recursos públicos mientras que el mandatario local sí es ejecutor del gasto. Esta labor de administrar el presupuesto público y de saquearlo en muchos casos, no es un trabajo individual sino que requiere de todo un equipo que es nombrado o controlado, por el grupo político que eligió al mandatario. Por eso no basta destituir a la persona que ejerce el cargo, sino que es necesario remover a sus más cercanos colaboradores.


La pelea de los grupos políticos por nombrar o elegir el reemplazo de su candidato destituido no es por darle continuidad a un programa de gobierno; es por mantener todo el equipo de personas que manejan el presupuesto y adjudican los contratos. En cierta manera el nombre del reemplazo no importa y, como pasó en el Valle, para suceder al destituido Abadía pueden escoger a un personaje anodino como Useche, pero que les garantice el control de los recursos públicos.


Aplicar la Silla Vacía en estos caso puede impedir que movimientos como el PIN-MIO, con dos gobernadores destituidos, tengan candidato propio en las siguientes elecciones; pero no es suficiente porque no evita que vuelvan al poder mediante alianzas y coaliciones. Es lo que puede pasar en el Valle con el candidato elegido por los congresistas de la Unidad Nacional, el conservador Ubeimar Delgado, con quien es posible que el PIN vuelva a gobernar.


Hay que recordar que Delgado ayudó a que Useche fuera elegido gobernador, al mantener su propia candidatura y dividir los votos de los opositores al PIN.


La silla del Valle está ocupada por una clase política que recurre a toda clase de alianzas para mantenerse en el poder. ¿Cómo hacer para que el voto popular pueda cambiar esta situación?




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ADENDA. Los infalibles mercados que rechazaron la nacionalización de la empresa petrolera argentina, YPF, y la criticaron por ser un atentado estatista contra la propiedad privada y la libre empresa, hoy aplauden que el gobierno español nacionalice a Bankia, el cuarto banco más grande de ese país. Y a los apóstoles de la austeridad fiscal y el recorte del gasto público no les importa que se gasten más de 10.000 millones de dólares para salvar ese banco. ¿Paradojas de la ciencia económica o doble moral?

Credito
MAURICIO CABRERA GALVIS

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