¿Cómo calificaría usted las acciones de un grupo de personas o entidades que producen, permiten o inducen en todo el mundo la muerte de 10 millones de personas al año? ¿un desafortunado efecto colateral del funcionamiento del sistema capitalista o un acto de terrorismo internacional? ¿Un accidente no deseado por los causantes o un genocidio? ¿Un homicidio culposo causado por negligencia o un acto criminal?
Los diez millones de víctimas son las personas que cada año mueren en el mundo por falta de medicamentos. Las causas son dos: la falta de medicamentos para las enfermedades prevalentes en esos países y el bloqueo a la oferta de medicamentos genéricos de bajo precio que sean asequibles a los pobres del mundo. La tipificación de esa conducta: un crimen de lesa humanidad que debe ser juzgado y condenado por las Cortes internacionales.
Esta es la tesis que se plantea con sólidos argumentos y extensa evidencia empírica en el libro recién publicado “La guerra contra los medicamentos genéricos – un crimen silencioso”. Su autor, Germán Holguín, es un empresario de la construcción que por las circunstancias de la vida se dedicó a la investigación sobre temas de salud pública y se ha convertido en uno de los principales voceros de la defensa del derecho a la salud frente a las pretensiones de las grandes multinacionales farmacéuticas y los gobiernos de sus países, que han tratado de imponer sus intereses económicos en los tratados de “libre comercio”.
El punto de partida del libro es que siendo el derecho a la salud uno de los derechos humanos fundamentales, la falta de acceso a medicamentos que afecta a 2.000 millones de personas en el mundo es una flagrante violación del mismo. Su causa no es un accidente o el resultado de un proceso de evolución natural, sino la consecuencia de estrategias públicas y privadas que privilegian las utilidades de las multinacionales sobre los derechos de la población vulnerable y que han convertido la salud en una mercancía. Una de estas estrategias es la guerra contra los medicamentos genéricos con armas tales como un sistema de patentes farmacéuticas.
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