Críticas a la salvaguardia de Ecuador

Mauricio Cabrera Galvis

A propósito de la columna de la semana pasada en la que rechazaba la salvaguardia del arancel del 21 por ciento impuesto por Ecuador a las importaciones colombianas, un amable lector me planteó la tesis de que Colombia debe aceptar esta medida ya que no es perjudicial para los productores colombianos.

El argumento que sustenta es que la salvaguardia no afecta a los exportadores porque si bien ahora tendrán que vender más barato a Ecuador y, por lo tanto, van a recibir menos dólares, seguirán recibiendo los mismos pesos por la devaluación.

Este raciocinio puede ser válido desde el punto de vista contable, pero hay dos razones de fondo por las cuales no es aplicable.

La primera es el precio del dólar a partir del cual se mide la devaluación y que pretende justificar la salvaguardia. Es cierto que en el 2014 el peso colombiano se devaluó más de 20 por ciento hasta llegar a $2.400 por dólar, pero no se puede olvidar que esa era la misma tasa de hace 10 años ni que en el 2003 el dólar llegó a $2.900. Esta década de revaluación produjo grandes perjuicios a los productores colombianos, de los cuales solo se están empezando a recuperar con la actual tasa de cambio.

El Banco de la República publica la serie histórica de la tasa de cambio bilateral entre Colombia y Ecuador, utilizando la tasa de 25 mil sucres por dólar que fue la que fijo el Gobierno cuando hizo la dolarización de su economía en el 2000. Calculando con esa tasa, hoy se pagan 10.5 sucres por peso colombiano frente a 14 sucres hace dos años. Es evidente la devaluación del peso en este período que abarató a los ecuatorianos las compras de productos colombianos. Otro indicador que muestra que aún con la devaluación de los últimos meses la tasa de cambio con Ecuador sigue siendo competitiva es el conocido índice Big Mac de la revista The Economist que compara el precio en dólares de una hamburguesa: en Ecuador es 3.50 y en Colombia 3.75 dólares, es decir que el vecino sigue siendo más barato que nosotros.

La segunda razón por la cual la salvaguardia es un perjuicio real para los exportadores colombianos es que, si bien hoy reciben más pesos que hace un año por sus ventas al Ecuador sus costos también se han aumentado con la devaluación por el componente importado de sus productos. Por ejemplo, un productor que deba importar un 50 por ciento de sus materias primas e insumos solo recibe la mitad del beneficio de la devaluación, mientras que la salvaguardia le afecta el 100 por ciento de sus ingresos.

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