Isagén: una oportuna suspensión

Mauricio Cabrera Galvis

Prudente y acertada la decisión del Consejo de Estado que suspendió la venta de la compañía energérica Isagén. Se puede estar a favor o en contra de esta privatización, pero el hecho indiscutible es que era un enorme riesgo hacer la subasta antes de que se resolvieran los numerosos procesos jurídicos en contra de la venta.

El alto tribunal argumentó que si se vendiera Isagén la semana entrante y unos meses después se llegara a un fallo que prohibiera esa venta, el frustrado comprador demandaría y le ganaría un pleito multimillonario al Estado con un grave detrimento del patrimonio público.

El argumento es irrefutable puesto que, como decían las abuelas, de la carrera no queda sino el cansancio. Los colombianos nos merecemos una explicación clara de la prisa del Gobierno por acelerar la subasta a sabiendas de que está corriendo ese grave riesgo; pero en lugar de explicar su imprudencia, la reacción oficial ha sido alarmar al país sobre las supuestas consecuencias desastrosas de no entregar la joya de la corona a inversionistas extranjeros.

Que se va a afectar la generación de empleo y el bienestar colectivo, dice el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría; que vamos a perder un buen negocio, dice el Presidente, porque los recursos capturados en Isagén solo producen el 3.5 por ciento anual, y rendirían más capitalizando la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN); que se pone en riesgo la financiación de las carreteras de 4G, dicen unos gremios preocupados. Son falsas alarmas.

Esas consecuencias negativas solo serían ciertas si el Gobierno no tuviera alternativas para reemplazar los cinco billones de pesos que espera obtener privatizando Isagén. La verdad es que sí hay otras opciones para capitalizar la FDN y financiar los proyectos de infraestructura.

Por ejemplo, se ha planteado acudir al crédito interno y externo, en particular de entidades multilaterales que tienen gran disponibilidad de recursos; también se ha propuesto utilizar las disponibilidades de caja del gobierno nacional ($22.6 billones en depósitos en el Banco de la República), o el cinco por ciento de las reservas internacionales.

Estas propuestas han sido rechazadas por razones muy válidas, pero hay otra que fue planteada en el debate en el Congreso por la senadora liberal Viviane Morales, y que supera las críticas y objeciones formuladas a las anteriores.

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