Sindicalismo y desigualdad

Mauricio Cabrera Galvis

El debilitamiento de los sindicatos ha sido una de las causas del aumento de la desigualdad en los países desarrollados. Esta afirmación no es novedosa pero sí es sorprendente que sea la conclusión de un reciente estudio realizado por dos investigadoras del Fondo Monetario Internacional, ese bastión de la lucha por flexibilizar los mercados laborales, es decir por reducir los derechos y la protección a los trabajadores.

En el documento “Inequality and Labor Market Instituitions” de F Jaumotte y C. Osorio, se hacen las consabidas advertencias de que las opiniones de las investigadora son personales y no comprometen al FMI, pero es significativo que el tema de la desigualdad haya entrado en la agenda de esa institución tradicionalmente dedicada a temas monetarios, fiscales y de balanza de pagos.

La relación inversa entre fortaleza de los sindicatos y concentración del ingreso ha sido planteada desde hace muchos años por varios economistas. Por ejemplo, Krugman mostró como la gran desigualdad que existía en Estados Unidos a principios del siglo pasado reflejaba la débil posición negociadora de los sindicatos, y que cuando estos se fortalecieron con las políticas del “New Deal” de Roosevelt, se mejoró la distribución del ingreso.

Por el contrario, con las políticas neoconservadoras de Reagan y Tatcher cambió la correlación de fuerzas y empezó un proceso de acelerada concentración de la riqueza que ha llevado a que el 1% de la población mundial tenga la misma cantidad de riqueza que el 99% restante.

Un indicador impresionante que menciona Krugman es que en 1970 la remuneración promedio de los presidentes de las mayores empresas en EE.UU equivalía a 40 veces el salario del trabajador promedio, mientras que en la década pasada había subido a 367 veces.

Las conclusiones del trabajo de las investigadoras del FMI van en la misma línea: encuentran por ejemplo que la reducción del número de trabajadores sindicalizados explica el 40 por ciento del aumento de los ingresos del 10 por ciento más rico de la población. También comprueban que en la medida en que los sindicatos pueden presionar alzas en el salario mínimo esto contribuye a disminuir la desigualdad.

Según el estudio los canales a través de los cuales los sindicatos contribuyen a una mayor equidad son, por supuesto, la capacidad de negociación salarial pero también la influencia que puedan tener en la fijación de los salarios de los altos ejecutivos y, sobre todo, su capacidad de influir en las definiciones de políticas públicas.

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