Plebiscito, Brexit y Trump

Mauricio Cabrera Galvis

¿Qué tienen en común el Plebiscito por la Paz, la votación con que se decide la salida de Inglaterra de la Unión Europea (el Brexit) y la candidatura de Trump a la Presidencia de Estados Unidos? Dos elementos: que son decisiones fundamentales para el futuro de un país que se definen por mayorías y, que las campañas están plagadas de mentiras y engaños.

La voz de la mayoría es la regla de oro de la democracia, pero tiene un grave riesgo, porque la mayoría no tiene siempre la razón. Son muchos los ejemplos históricos de las equivocaciones que han cometido las mayorías, como cuando prefirieron a Barrabás en lugar de Jesús o como cuando eligieron a Hitler. Los casos más recientes son el Brexit y la nominación de Trump como candidato del partido republicano. En ambos casos un grupo de votantes se ha arrepentido después.

El riesgo radica en que las mayorías pueden ser manipuladas mediante el engaño y la mentira, apelando a los instintos más primarios y tribales, despertando miedos ancestrales.

Un mensaje que circula en las redes ilustra este riesgo: en una supuesta entrevista en 1998 a la revista People, Trump habría dicho: “Si alguna vez decido ser candidato a la presidencia lo haría por el partido Republicano. Ellos son el más estúpido grupo de votantes en el país. Ellos creen cualquier cosa que les diga Fox News. Yo podría decir todas las mentiras y ellos se las creerían. Apuesto que ganaría”. Parece que la entrevista es falsa, pero el mundo tiembla ante la posibilidad de que esto se haga realidad.

El riesgo es mucho más grave porque frente a una mentira muchas veces repetida y aceptada por un grupo, no hay argumento que valga; ni con hechos que contradigan la mentira es posible convencer a quien ya la ha aceptado como verdad. No es asunto de ideologías, sino de psicología de masas.

Si eso es lo que está pasando con los colombianos que creen contra toda evidencia en que los acuerdos de La Habana son una entrega al castrochavismo, que van a acabar la democracia, el capitalismo y la propiedad privada en el país, hay que repensar con cuidado la estrategia de los partidarios del SÍ, para que en el Plebiscito no triunfe el No, y nos arrepintamos después como con el Brexit o con la nominación de Trump.

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