El gran escape

En estos tiempos de aguda polarización política, podría pensarse que el título de esta columna se refiere a la historia de los funcionarios del expresidente senador que han huido del país para no responder ante la justicia por las acusaciones, y hasta condenas, que pesan sobre ellos por los delitos cometidos en ese gobierno.

Pero no; esta vez se trata de un tema económico, aunque también polémico.

‘El gran escape’ es el título de un libro del premio Nobel de economía Angus Deaton, quien estuvo en Colombia en días pasados y participó en un interesante foro sobre Crecimiento y Equidad organizado en memoria de don Hernán Echavarría O., donde además se debatió sobre el papel que pueden jugar los empresarios para disminuir las enormes desigualdades de la sociedad colombiana, que son un obstáculo para la paz.

El tema del libro es el escape de la pobreza que han podido hacer millones de personas por los enormes avances en materia de ingresos y salud que ha traído consigo el crecimiento económico, pero también trata sobre la situación de otros millones que han quedado rezagados porque los beneficios del crecimiento no se han repartido entre todos, creando grandes abismos entre los que tienen y los que no.

El título del libro, dice el autor, es tomado de una conocida película sobre un grupo de prisioneros en un campo de concentración nazi que construye un túnel para escaparse y lograr su libertad. La película es sobre los héroes que logran esa hazaña, pero Deaton va mas allá y muestra la situación de los que quedaron atrás y no pudieron escapar; esos condenados de la tierra, como los llamó Frantz Fanon, que siguen viviendo en condiciones infrahumanas.

Aunque es muy pretencioso criticar a un premio Nobel, creo que el libro tiene un vacío, porque no analiza la relación de causalidad que existe entre el escape de unos y el deterioro de la situación de los que se quedan. De hecho, Deaton menciona esta posibilidad y reconoce que “el crecimiento económico ha sido el motor de la desigualdad internacional” y que “en muchas ocasiones el progreso en un país ha sido a expensas de otro”, pero no profundiza en su análisis.

No hay grandes escapes sin damnificados. Mientras no se cuente con las instituciones políticas adecuadas y se logre una equitativa repartición de los frutos del progreso esa historia se repetirá.

Credito
MAURICIO CABRERA

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