Alianzas para 2018

Mauricio Cabrera Galvis

En medio de la confusión en que ha arrancado la campaña para las elecciones de 2018, hasta ahora solo hay una conclusión clara en la que hay consenso general: ningún candidato ni partido tiene la capacidad para ganar solo, y quien quiera llegar a la Presidencia tendrá que hacer alianzas.

Parte de la confusión proviene de la enorme proliferación de precandidatos. A solo nueve meses de los comicios, hay 20 personas que se han hecho pública su aspiración y están haciendo algún tipo de campaña; ninguno de ellos tiene más del 14% de intención de voto en las encuestas y la mitad solo registra dentro del margen de error.

Cómo se van decantar todas esas aspiraciones y cómo van a converger hacia unos tres o cuatro que tengan posibilidades reales es el gran reto que enfrentan los partidos y movimientos políticos. Es evidente que para la segunda vuelta es forzoso e inescapable conformar alianzas alrededor de los dos finalistas, que dependerán de quiénes sean esos dos candidatos. Acá se pueden vislumbrar tres escenarios diferentes que plantearán complejas decisiones para los electores.

El primer escenario es que para la primera vuelta no se logre conformar una amplia alianza de centro-izquierda entre todos los sectores que apoyaron el Sí (liberales, verdes, la U, independientes y la izquierda democrática), en cuyo caso lo más probable es que la segunda vuelta sea entre Germán Vargas y el candidato de extrema derecha apoyado de la coalición del No.

El resultado dependerá de la capacidad que tenga Vargas de atraer a los votantes del Sí, para lo cual tendría que modificar sus posturas frente al proceso de Paz y otros temas como la restitución de tierras o la transformación del sector agrícola. Si lo hace, asegurará la victoria, pero si no, puede perder porque serán grandes la abstención y el voto en blanco.

Si se consolida la coalición de centro-izquierda, su candidato se enfrentaría a Germán Vargas. Una gran pregunta es ¿qué haría la derecha en este segundo escenario: voto en blanco, abstención o apoyo a Vargas a pesar de que el expresidente envidioso lo considera un traidor? La otra gran pregunta es ¿que haría Vargas: buscaría una alianza con la derecha, o trataría de recoger votantes del centro?

En el tercer escenario, la contienda sería entre el candidato de centro-izquierda y el de la coalición del No, es decir que en cierta manera sería una repetición de la segunda vuelta entre Santos y Zuluaga. De nuevo el gran interrogante se refiere a la decisión de Germán Vargas: en 2014 estaba con Santos como vicepresidente aunque tuviera reparos a las negociaciones de La Habana, pero ahora ¿seguiría del mismo lado o apoyaría la coalición del No en su propósito de hacer trizas el Acuerdo de Paz?

A pesar de que la corrupción es hoy la mayor amenaza para la democracia colombiana y pueda ser el gran tema de la campaña electoral, las próximas elecciones presidenciales todavía se decidirán por la posición de los candidatos frente al proceso de paz porque ese será el criterio para la conformación de las alianzas.

macabrera99@hotmail.com

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