En el primer caso, el porcentaje de pobreza pasó de 37.2 por ciento en el año 2010 a 34.1 por ciento en el 2011, mientras que la pobreza extrema tuvo una disminución de 1.7 puntos porcentuales ubicándose en el año 2011 en 10.6 por ciento; con relación al coeficiente de Gini –indicador de desigualdad o concentración del ingreso- también se presentó una leve reducción pasando de 0.56 a 0.548.

A nivel local, las cifras del Dane también muestran caídas importantes en los índices de pobreza y desigualdad. En materia de Pobreza, Ibagué presentó una reducción de 4.6 puntos porcentuales pasando de 26.6 por ciento en el 2010 a 22 por ciento en el 2011 continuando de esta manera con la tendencia descendente que se ha venido registrando desde el año 2008.

En pobreza extrema, las cifras del Dane indican que entre el año 2010 y el 2011, aproximadamente 8.300 personas dejaron de vivir en esa condición, sin embargo no hay que perder de vista que todavía cerca de 14 mil ibaguereños no cuentan con los ingresos mínimos para subsistir.

Pero quizá el dato que más ha llamado la atención y que merece una revisión de fondo es el que tiene que ver con la desigualdad, pues aunque a nivel nacional y en general en todas las ciudades se presentaron disminuciones en el coeficiente de Gini, Ibagué fue la ciudad dentro de las 13 principales áreas metropolitanas del país que registró la mayor caída pasando de 0.5 en el 2010 a 0.45 en el 2011, significando esta disminución un menor nivel de concentración del ingreso, rompiendo de esta manera la tendencia de años anteriores.

Estos resultados que como reiteramos son positivos, merecen ser estudiados en detalle para en primer lugar conocer exactamente qué está pasando en nuestra ciudad, pues aunque el comportamiento de los indicadores de pobreza y desigualdad son positivos, contrastan con los registrados en materia de desempleo e informalidad en los que Ibagué todavía presenta unos niveles muy elevados en comparación con otras ciudades.

En segundo lugar, no obstante sistemáticamente se han presentado reducciones de pobreza y desigualdad, la ciudad tiene el reto de seguir disminuyendo estos niveles, pues tener todavía alrededor de 117 mil personas en condición de pobreza implica que la tarea debe continuar, y para poderlo hacer de manera efectiva es importante evaluar el impacto de los programas que se han venido ejecutando hasta el momento, tales como Hambre Cero, Familias en Acción y los dirigidos a población vulnerable como habitantes de la calle, adultos mayores y desplazados con el fin de conocer si efectivamente estas reducciones se deben a estas intervenciones o si por el contrario existen otros factores que han hecho posible la disminución de estas cifras.