Una utopía radical

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Gran parte de la campaña política que se avecina, por parte de los actores que tradicionalmente han participado en ellas, va a cabalgar sobre los hombros de la ineficiencia administrativa y cuestionamientos del actual gobierno local, ya un Representante a la Cámara y un Senador, otrora aliados del mandatario municipal, lanzaron dardos, uno desde el Congreso, otro desde la opinión, frente a la situación actual de la ciudad en general y de los escenarios deportivos en particular –sin un asomo de autocrítica o mea culpa por haber apoyado y ayudado a elegir la administración que hoy atacan-. Que hoy quieran apartarse del alcalde Hurtado por la elección que se viene el año entrante era predecible, pero no les puede resultar suficiente.
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La dinámica electoral, sobretodo de acuerdo a los últimos resultados de este año, indica que el debate debe ser con propuestas, un plan de gobierno serio y robusto, realizable, con metas e indicadores, muy técnico –suena obvio pero hay que decirlo antes que se vuelva invisible- y hay que concientizar a la ciudadanía sobre lo fundamental y trascendental para el futuro local, las soluciones a los problemas reales del municipio, que deben ser los ejes centrales de la siguiente campaña, pues son de tal envergadura –en este mismo espacio hemos mencionado algunos, de manera reiterada y aunque no quisiéramos ser repetitivos, debo caer en un pleonasmo y decir lo que salta a la vista, aunque poco se hable de ellos por los actores políticos, más sí por los medios de comunicación y es la proyección del suministro de agua potable para toda la ciudad, que debe ser a 100 años, POT, movilidad, infraestructura vial, educativa, corrupción, desempleo, informalidad, equidad y un sinnúmero de etcéteras- que, por esa sola raíz, profunda y extendida de las dificultades, no basta el solo hecho de mostrar, como credencial para aspirar a dirigir la ciudad, el apoyo de un líder político, movimiento, partido o estructura, creo y espero no equivocarme, la dinámica para el 2023 será diferente. 

El reto para la ciudadanía ibaguereña está en distinguir quién o quiénes tienen la capacidad de derribar las barreras al desarrollo local, ya acentuados y que aquejan a la sociedad, así como los que han hecho oposición mientras la ciudad “muerde el polvo” producto de la ausencia en las soluciones. Construir la Ibagué que queremos y anhelamos, con oportunidades para todos requiere una seguidilla de muy buenos gobiernos –ojalá fueran todos los venideros-, por eso, bienvenido el debate para quienes tengan el interés de proponer el modelo de ciudad, mirando al futuro, que vamos a erigir, bajo la premisa –utópica bajo el ideario de Tomás Moro y radical al mismo tiempo- de primero lo técnico –ideal y de opinión- y luego lo político –de ser necesario-.    

Un dato: para el año 2021, según el Índice Multidimensional de Informalidad Empresarial publicada el Dane la semana pasada, en Ibagué la incidencia de la informalidad empresarial es del 84,1 % y el nacional es del 89,9 %, muy alto; una medición bien importante para que el Congreso de la República evalúe la eficacia, pertinencia e incentivos de los trámites, impuestos y contribuciones exigidos para la formalización empresarial. También es una información útil para la Administración Municipal, sobretodo a la hora de diseñar estrategias y políticas de emprendimiento y oportunidades a los ibaguereños –que está en mora de hacer-.

@camiloossa10

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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