Derecha iracunda

Camilo González Pacheco

A la rabiosa derecha nacional, poco le gusta la Constitución Política de Colombia de 1991. Menos les agrada la Corte Constitucional, a la que permanentemente atacan, sobre todo cuando decisiones de su competencia, cuestionan algunos de sus férreos principios conceptuales o ideológicos contrarios a los ejes teleológicos de nuestra Constitución.
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Tampoco gustan mucho de la Corte Suprema de Justicia. En especial, cuando sus fallos  tocan a uno que otro de  sus más encumbrados líderes. Y claro está, sus desafectos se agigantan, en eventualidades procesales como las que constituyen noticia de primer orden por estos días, referidas a la decisión de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, tomada con base en ponencia del magistrado César Reyes, y avalada por sus compañeros de Sala, de notificar al senador Álvaro Uribe sobre la medida de aseguramiento proferida en el proceso que se adelanta en su contra por los delitos de fraude procesal y soborno. 

Esa derecha iracunda, entre otras banderas de reforma constitucional ya enunciadas, y en  esta ocasión en clara respuesta a la decisión de la Corte Suprema sobre el personaje de marras, levanta con mayor beligerancia la idea de la supresión de la Corte Constitucional, y el regreso a una sola Corte Suprema de Justicia, -“una corte única” – un poco  a imagen y semejanza de la que existió en el siglo pasado. 

Los sectores democráticos han expresado su respaldo y solidaridad con la Corte Suprema. Dentro de los apoyos recibidos, vale la pena destacar el dado por Asonal Judicial, bajo el certero encabezamiento, “Nadie puede estar por encima de las instituciones”. Mensaje muy claro, que expresa la supremacía constitucional sobre la soberbia hegemónica y caudillista, abanderada por sectores retardatarios de la sociedad colombiana.

El tema está candente y augura ser largo y polémico, por cuanto, entre otros factores, se encuentra ligado a las propuestas de reforma a la justicia, que serán temas centrales en el transcurso de las próximas sesiones del Congreso de la República. Hasta ahora existen ya anunciados tres proyectos de reforma: uno impulsado por el Consejo Superior de la Judicatura, otro por la Procuraduría, y uno más por el Ministerio de Justicia. Por esos lados, el debate es serio y estructurado.   

Esta importante reforma constitucional, apenas empieza a dar sus primeros pasos en este largo y agitado camino legislativo. Sin embargo, no debemos olvidar que el Congreso colombiano no ha estado a la altura de avanzar en estos urgentes cambios institucionales. Quienes conocen históricamente de estos intentos legislativos, han contabilizado 18 fracasos de reforma a la justicia. Mala señal. Ojalá éste no sea el 19.

CAMILO GONZÁLEZ PACHECO

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