Víctimas de la Navidad

José Javier Capera Figueroa

El silencio caminaba detrás de ellos, un giro bastaba para ser frágiles y expuestos al terror ¡claro¡ el pánico lo tenían hasta lo profundo de la garganta, se irritaron, miraron dos veces atrás y dos veces al frente –miedo, miedo (…) decían sus entrañas. Fueron víctimas de los bandoleros, no son del sur o norte del Tolima, sino de los que rondan cerca a Mercacentro, Acqua, Multicentro y demás sitios de entretenimiento en épocas de Navidad.

Siguieron caminando por la cera, pero el pánico los contenía, lástima… lástima ya eran objeto de persecución y en unos instantes tendrían que ser víctimas de la delincuencia. Una delincuencia disfrazada de parejas, señores de alta gama, comerciantes, cobradores, cosquilleros, fleteros y centenares de prácticas todas con una misma función generar dolor, despojar al que no tiene y arruinar la calidez de la Navidad en familia.

La gente de los alrededores fueron a auxiliar, no faltaba el mirón, un cómplice de la escena que con tiernas palabras de pésame, observaba sigilosamente lo que faltaba por ser robado, tarde como se acostumbra en estas tierras llegó la vigilancia, la policía, y se procedió a todo el ritual de denuncia, espere la investigación y porqué no los resultados si llegan a ese punto.

Estimado lector estos hechos no son ficticios, son producto de aquel 21 de diciembre, luego de observar la película “Paisaje Indeleble”, me llamó un colega, con un tono gris en su garganta me narró los hechos, no dudé en hacer retrospectiva y darme cuenta que la decadencia de esta sociedad llega hasta el vacío de los sentimientos en las familias, el sin sentido de hacer sufrir al otro a causa de generarle temor, odio y hasta sufrimiento, no por lo que se pierde, sino por lo que se lucha. Es decir, ya no queda ni gusto de gozar el calor de la Navidad, si la delincuencia acecha, ronda y actúa con fatalidad en los sitios comerciales que son los paseos domingueros de los tolimenses.

En estos momentos, me llegan una serie de preguntas ¿Será que existe un gusto por la violencia? ¿Qué hacer con el sufrimiento del otro? Y ¿Cómo se puede resarcir el temor de un ser humano a costa de la violencia?

No es cuestión del momento narrado, sino de la acción producto de la miseria humana que tanto se vive en nuestras tierras, la mentalidad criolla no pide sino que quitan y lo más lamentable le quita al que no tiene donde caer muerto. Segundo, ya no se goza con sentido, si no se goza de forma sucursal –solo es momentáneo el sexo, el licor, los placeres, la banalidad todo esto constituye la vacuidad de la vida. Tercero, la política nacional es sucursal, la constitución es un simple esquema con aroma franceses, las instituciones reproducen las prácticas eurocéntricas y llegan a la contradicción que la realidad en el Sur es diferente, pero no se aprende sino con los golpes, la corrupción y la impericia político administrativa.

Para terminar, la vida sigue pero el horror acecha la Navidad, ya la liquidez en las calles, el temor por caminar y la inseguridad del mañana son síntomas de la crisis civilizatoria que vivimos. No falta recordarles, cuidarse, protegerse y andar muy atentos, no deseo que sean víctimas de la violencia, el despojo y la miseria de la delincuencia.

Coletilla: El cine memoria de “Paisaje Indeleble” merece contextualizar al público, muchas escenas, poco telón de fondo–, pero se reconoce el esfuerzo por reconstruir el pasado vivo en Payandé (Tolima) y porqué no, la masacre ambiental producto de la sed por el oro en estas tierras (http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/279414-paisaje-indeleble-cine-memoria).

Los acuerdos de paz en La Habana mucha especulación, poca profundidad y la reglamentación presenta vacíos jurídicos y contradicciones instrumentales, lástima en Colombia se sueña con un ambiente en Paz, pero la realidad y la sed por el poder son razones para hacer este momento un simple show mediático disfrazado de paz.

Un reconocimiento a la resistencia de los propietarios de buses, es justo y necesario replantear dicho sistema de transporte en la ciudad, que no sea razones para enriquecer y generar un monopolio en este servicio público.

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