Un proyecto en fracaso

José Javier Capera Figueroa

En los últimos días la opinión pública se escandaliza cuando sale a la luz, la serie de errores administrativos de gran profundidad que ha realizado la administración (actual) de la Universidad del Tolima. No es para más, en la Universidad del Tolima el sueño de investigar, escribir, publicar y sobre todo servir a los más necesitados de la región, es tan postergado que con sólo soñar ya se desvanece las ganas de intentar realizarlo, véase: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/actualidad/economica/280490-universidad-del-tolima-arranco-2016-con-numeros-rojos

Les contaré algunos testimonios de estudiantes, egresados, administrativos, jubilados y exdocentes que pertenecieron a la Universidad. Los primeros narran que cuando llegaron a las cátedras de investigación encontraban contradicciones estructurales en los currículos y el apoyo limitado en materia de prácticas, proyectos de investigación y asociaciones productivas sin mencionar el engorroso trámite burocrático para la destinación de recursos que en su mayoría son un conjunto de lapidasos para la realización de alguna propuesta de investigación.

Los segundos mencionaba que la Universidad genera un cartel de la famosa “rosca” donde contratan de forma paralela a egresados de cualquier dependencia asumiendo cargos de supernumerarios, auxiliares, profesionales de apoyo sin tener en cuenta la idoneidad y el sentido de meritocracia- acá se pasa de la meritocracia a la dedocracia producto de la “dictadura administrativa de la alma mater” véase: http://www.elolfato.com/los-dias-dificiles-de-la-universidad-del-tolima/

Los terceros señalan como al interior de las dependencias se mueve el tráfico de influencia, el poder de la “falda” y la mirada erótica entre empleados y empleadores. Otros manifiestan los nombramientos indiscriminados de provisionalidad a planta sin tener en cuenta la experiencia y el aporte de largos años realizados por el personal que no están incluidos en los círculos especiales de los directivos.

Los cuartos, arguyen que la Universidad históricamente ha asumido una lógica politiquera al servicio de los partidillos de la región, aún más, otros consideran que el poder gamonal de la región es más fuerte que el sentido de lo público, al considerar que los puestos de alta jerarquía son una división familiar. Es decir, cónyuges, padres, tíos, hermano, amantes, amigas y porque no el conocido del conocido que logra ingresar –a lo que antes era conocido como la mejor “empresa de la región”, pero que ahora con la sequía de recursos, la oposición estratégica de la Gobernación y la indiferencia de la sociedad civil; la Universidad sentencia su orden de fiscalización e intervención por parte del Ministerio de Educación Nacional.

Los últimos (exdocentes), manifiestan que la Universidad es una burbuja de especulación financiera y de golpes emocionales a la vocación docente, unos dicen que ser académico en la Tolima de planta no es sólo cuestión de logros o de amplia trayectoria de méritos, sino de gozar de contacto, favores, apoyo y prestigio investigativo. Es resultado de ser amigo del amigo de la figura de las “Vacas Sagradas” que existen en la cultura Universitaria. Es decir, estar en la “rosca” de los grupos de investigación, directores de dependencias académicas, influencias con los evaluadores y aceptación en amplios círculos de los organizadores de los concursos de nombramiento y porque no de la cultura administrativa en la alma máter.

En últimas, la Tolima es un proyecto en fracaso por los vestigios de poder, los celos politiqueros y la inmensidad de egoísmos que se presencia en el uso, distribución y ejecución de los recursos públicos, acá la lucha no es por producir para lo público sino producir para el sentido individual del dinero, el prestigio y la famosa idea de tocar el cielo con las manos, sabiendo que el Cielo es tan inmenso y que la condición humana es tan limitada. Véase: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/277994-la-ut-la-universidad-de-la-postergacion 

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