“Hermano: no se niegue esa oportunidad”

José Javier Capera Figueroa

Las circunstancias nunca han sido las mejores, pero tampoco se puede negar que vivimos en una época llena de contradicciones, y grandes problemas sociales. Es necesario que se enseñe un tipo de historia diferente al interior de las familias, las escuelas y las universidades, para así pensar otro tipo de sociedad que tanto necesitamos. Sería justo reflexionar ¿por qué nacieron un ‘Desquite’, un ‘Sangre-negra’, un ‘Chispa’, un ‘Mono Jojoy’, un ‘Carlos Castaño’, un ‘Pablo Escobar’, entre otros? O es que cargamos con la maldición de ser colombianos, como algún día escuché decir a un profesor saliendo de la universidad.

Bien lo mencionaba Fernando González: “Yo a usted lo oigo, aunque no me hable - No le he vuelto a escribir, porque ahora vivo en algo muy oscuro, triste. ¿Recuerda usted, que yo le contaba que para mí esto era un paraíso?”, un fuerte mensaje que nos permite conocer las heridas que se han construido a lo largo de la historia en nuestra país.

En efecto, la desigualdad social, la corrupción, el clientelismo y la politiquería son parte de los grandes males que afectan la democracia colombiana, a esto se le suma que no somos violentos por naturaleza sino porque las élites han impuesto la violencia como una forma de enriquecerse legalmente. Y así suene raro, al interior de las escuelas, las universidades y ciertos sectores de la sociedad suele ser común ver la violencia como un estado necesario para existir.

Ello facilita comprender porque el país va de caída en todos los campos, mientras un tipo de clase sigue en ascenso abismal. Aunque existan estas problemáticas, todavía se conservan la esperanza, la lucha y la necesidad de construir otros mundos posibles y necesarios en medio de la turbulencia de estos tiempos. Véase: http://www.elespectador.com/opinion/imperfecciones-del-gasto-publico.

De esta manera, a este gobierno se le reconoce la voluntad de negociar con otra élite política, aunque sea cínico a las espaldas de la sociedad subiendo los impuestos, implementando códigos que abusan de la autoridad y justificando su apoyo a los proyectos mega-mineros. Por supuesto, que el acuerdo que está en marcha posee un tinte más funcional a los intereses del Estado, y no a los cambios estructurales que necesita la sociedad colombiana.

La lógica sigue siendo sencilla: desarmar el conflicto, buscar implementar una paz estable y duradera, pero, en especial, seguir con el repertorio de políticas neoliberales. Una serie de problemáticas que van en contravía de una verdadera paz al servicio de los más necesitado, una que construya diálogos con la naturaleza y pueda ofrecer espacios para el debate, la crítica y la construcción de otro tipo de cultura más humana.

Lo complejo de este asunto es hacer ver al colombiano del común que este momento histórico no es del santismo, ni del uribismo y ni siquiera de los grandes grupos económicos. Por el contario, es un momento para pensar en otra realidad política, una que pueda establecer mejores condiciones de vida para el ciudadano de a pie. Pero, en particular, que pueda generar otro tipo de imaginario social que tanto se necesita para luchar contra la pobreza, la exclusión y la segregación social al interior del territorio colombiano.

En conclusión, “Hermano: no se niegue esa oportunidad” de construir un país distinto, de dar la vuelta a la página de más de 50 años de violencia. Pero, en particular, de pensar un mejor territorio donde se pueda convivir e intentar vivir dignamente. Para que las futuras generaciones puedan gozar del paseo de olla, el asado a las afueras de la casa, la celebración con las polas y, por qué no, la dicha de gozar en el país de Macondo.

Post-scriptum: El libro ‘Las dudas de Dios’, de Luis Martínez Andrade, en unos años se convertirá en un texto cabecera para comprender los movimientos sociales y su relación con la teología de la liberación. Puesto que nos ofrece un panorama general sobre algunos pensadores latinoamericanos que desde sus trincheras han intentado dignificar la opción preferencia por el pobre y su liberación desde el evangelio.

caperafigueroa@gmail.com

Comentarios