¿Qué pasa con Colombia?

Federico Cárdenas Jiménez

En 1969, cuando el PewResearch Center realizó el primer estudio de consulta respecto a la legalización del consumo de marihuana, sólo el 12% de los estadounidenses se mostró a favor de la legalización; hoy día es el 53% de la población que está de acuerdo con ella, y de éstos, el 77% la apoyan por razones médicas.

En España, el Observatorio Nacional de Drogas dijo recientemente que un 65% de los jóvenes cree que el consumo de marihuana es totalmente benigno, a sabiendas que estudios científicos han demostrado su afectación a la memoria; que entre el 5% y el 8% de los consumidores pueden presentar síntomas psicóticos; que puede provocar -entre otros efectos- paranoia, trastornos del ánimo, ataques de ansiedad, alteraciones en la fertilidad, trastornos a nivel cardíaco y que es más peligrosa para el pulmón que el mismo tabaco.

Una reciente encuesta realizada a los 211 Congresistas colombianos por parte de la Misión de Observación Electoral, reveló que el 61% de los encuestados estuvo en desacuerdo con la penalización del consumo de la dosis mínima, mientras que el 27% se mostró de acuerdo con ella; sólo el 12% restante respondió que No sabía o simplemente omitió su respuesta.

Recientemente una organización denominada Carnaval Cannábico Colombiano viene promoviendo el 2 de mayo como Día Internacional de la Marihuana, que se celebrará en las ciudades de Barranquilla, Ibagué, Bucaramanga, Cali, Medellín, Cartagena, Tunja, Buga, Bogotá, Cartago, Sibundoy, Cúcuta y Pasto.

Todo esto para ilustrar que aumenta el respaldo y el impulso por la legalización y el consumo de la marihuana en el mundo, sin embargo no estamos preparados culturalmente para una convivencia sin perturbaciones.

En los Estados Unidos, por ejemplo, casi un tercio de la población está viviendo en lugares en los que se ha despenalizado el consumo de cannabis y ha sido un desafío para la policía detectar que alguien conduce bajo los efectos de esta sustancia.

El año pasado en Denver (Colorado) se emitieron 5.546 citaciones por conducir bajo la influencia de drogas o alcohol de las cuales 674 se relacionaban con sospechas de consumo de marihuana.

Algunas iniciativas relacionadas con el control de esta situación ya se llevan a cabo en países como Suecia donde un grupo de científicos del Instituto Karolinska desarrolló un mecanismo que a través del aliento, detecta en el organismo la presencia de drogas, algo similar a los actuales controles de alcoholemia.

Este aparato identifica restos de anfetaminas, metanfetaminas, cannabis, cocaína y heroína a través de una técnica llamada cromatografía líquida-espectrometría de masas (LC-MS, por sus siglas en inglés) que reconoce microscópicas partículas en aerosol que viajan en el aire espirado por una persona. Estas partículas quedan almacenadas en un filtro para ser analizadas.

También en Ohio (EE.UU), dos estudiantes de posgrado en Ingeniería Biomédica de la Universidad de Akron, desarrollaron la semana pasada el “Cannibuster”, un dispositivo que permite detectar en sangre los niveles de THC (principio activo de la marihuana) en el organismo de un conductor a partir de una muestra de su saliva ya que, en la actualidad, la policía tiene que esperar semanas para obtener los resultados de análisis de sangre para el consumo de esta sustancia.

¿Qué pasa con Colombia? Esperemos a ver qué se le ocurre al Gobierno nacional en el tiempo mediato antes que las cifras de accidentes de tránsito por consumo de marihuana comiencen a subir así como lo vienen haciendo las alertas por el aumento de los cultivos caseros de marihuana y los casos detectados de manipulación genética para aumentar sus efectos.

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