Lo barato que sale muy caro

Federico Cárdenas Jiménez

Acepté la invitación de un grupo de amigos y amigas a tomarnos unos tragos en un establecimiento de música. Nuestros planes son zanahorios así es que estuvimos hasta temprano y nos tomamos unos aguardientes, eso sí, fuimos a comer antes de tomar. Salimos todos de allí, del establecimiento de música, con un extraño malestar en el estómago pero ninguno le puso atención.

Al otro día conversamos por teléfono y cada uno estaba enfermo, en la cama, con cólicos, daño estomacal, vómito y dolor de cabeza… todo indicaba que nos habían vendido aguardiente adulterado.

Corrimos con la suerte de no haber tomado mucho –como les digo- nuestro plan es muy zanahorio, sin embargo también fue una suerte no haber sufrido consecuencias peores porque, aunque los síntomas varían, sé que comienzan con un repentino dolor de cabeza que puede estar acompañado por luces o sensación de centelleo; también puede haber decaimiento, mareo, náuseas, dolor abdominal, dificultad para respirar, pérdida de la agudeza visual o ceguera, convulsiones y hasta la muerte.

Coincidencialmente por estos días al oeste de la India, en Bombay, 100 personas murieron tras consumir alcohol adulterado y otras 47 aún están hospitalizadas. Eso ha sido noticia permanentemente porque en esta región es muy común la comercialización de licor de contrabando, de fabricación casera. Un agravante es que a este licor generalmente le agregan metanol, una forma muy tóxica de alcohol cuya indicación es como anticongelante o como carburante, pero que en este caso lo usan con el propósito de aumentar la concentración del alcohol de contrabando, razón por la cual son muy frecuentes las muertes por intoxicación.

En 2011, 177 personas murieron en el estado de Bengala Occidental, en la India, tras haber ingerido alcohol adulterado.

En Colombia no escampa. Según información proporcionada por el diario El Tiempo, los licores que más se adulteran, en su orden, son: el aguardiente, el ron, el whisky, vino, aperitivos, brandy, vodka, crema de whisky, tequila, ginebra, champaña y coñac.

Recuerdo los resultados de un estudio que fue elaborado por la consultora Euromonitor International y publicado a finales del año pasado en el portal www.kienyke.com, en el que decían que una de cada cuatro botellas de alcohol que se consume en Colombia es ilegal, una cifra escalofriante porque, aunque el consumo de alcohol en Colombia no supera el de Europa o países como Canadá y Estados Unidos, en lo que tiene que ver con Sudamérica, Colombia es una de las naciones donde más se bebe licor: 6.3 litros de alcohol anuales por persona.

Agregándole una variable más: de la población de jóvenes entre los 18 y 24 años en Colombia, el 80 por ciento de ellos toma licor, según lo reveló otro estudio desarrollado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) con sede en Costa Rica, y lo hacen sobre todo los días sábados (40.3%), los domingos (23.8%) y los días viernes (14.5%).

Si se adultera una de cuatro botellas en Colombia es necesario revisar entonces el tipo de controles que establece el estado para la venta de etanol, además de la carga tributaria que le corresponde al alcohol- que creo que es del 30 por ciento-, circunstancias que lógicamente impulsan el crecimiento de este mercado ilícito a un ritmo mucho mayor que el del mercado legal. De todos modos mucho cuidado a los consumidores, recuerden que lo barato muchas veces sale muy caro.

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