Turismo psicoactivo o experiencia trascendental (3)

Federico Cárdenas Jiménez

Es indiscutible que el uso de la Ayahuasca o Yagé (como se conoce en Colombia) ha adquirido proporciones impensables.

Al tratar de ubicar un período de referencia podría decirse que desde las publicaciones del antropólogo Carlos Castaneda, en las décadas de los años 60 y 70, relacionados con caminos espirituales en los que el uso de plantas sagradas y el ritualismo chamánico tenían un papel protagónico, el uso de la Ayahuasca ha venido en crecimiento y masificación.

“Las Enseñanzas de Don Juan”, una de las obras clave de Castaneda en este proceso, se constituyó en el punto de partida de lo que hoy se conoce como neochamanismo, corriente que involucra en sus prácticas elementos de la nueva era, el uso de plantas sagradas y búsquedas alternativas de introspección y exploración de la psique que se salen del margen ortodoxo de las instituciones tradicionales como es el caso de las terapias alternativas, la cosmología astrológica, la filosofía, religiones orientales, corrientes esotéricas, culturas indígenas, ecología y permacultura, y un componente de sistema social comunitario en el que el grupo se reconoce como “familia” que comparte un sistema de valores y creencias.

En algunas regiones latinoamericanas la Ayahuasca se usa legalmente en contextos religiosos pero no terapéuticos (Brasil), en otras, es patrimonio cultural (Perú) y en otras se permite en contextos terapéutico-religiosos (Uruguay).

Científicamente se habla tanto de su potencial terapéutico como de su riesgo. Como en toda experiencia psicoactiva, es claro que hay una relación indisoluble entre la sustancia, el sujeto que la consume y el contexto de consumo, que determinan la vivencia y siempre hay un margen alto de vulnerabilidad en que son posibles los efectos positivos y negativos, esté presente o no un terapeuta, un líder espiritual, un grupo terapéutico o religioso.

A pesar de esto, predominan los grupos en los que su uso es activo y protagónico, los relatos de experiencias maravillosas pero también las novedades que van desde comportamientos extraños de las personas después de su consumo hasta suicidios: “El Camino Rojo”, movimiento espiritual presente en Uruguay, utiliza peyote y ayahuasca en sus ceremonias; “El Santo Daime” y “La Unión Vegetal” son religiones ayahuasqueras nacidas en la Amazonía Brasileña y que se han expandido por el mundo; “Takiwasi” es un centro de rehabilitación de toxicómanos dirigido por un francés y ubicado en Tarapoto, Perú, que combina en sus procesos medicina tradicional indígena con medicina occidental; y “Ayahuasca Internacional”, una forma de multinacional dirigida por un argentino que organiza “eventos de evolución interior”, es decir, retiros de dos o tres días en los que se usan plantas como la Iboga, el yopo, la ayahuasca, el Kambó, entre otras, en procesos terapéuticos de introspección y que igualmente hace presencia en varias partes del mundo.

Sobre este último hay una latente polémica, pues su director Alberto José Varela, fue denunciado en 2015 por la comunidad Cofán del Putumayo por presuntamente lucrarse a partir del uso de la medicina tradicional suplantando el nombre y la autoridad de los Cofán y haciendo un uso irresponsable de la planta: en el año de 2001, Varela visitó la Amazonía colombiana para conocer y aprender acerca de la preparación y uso del Yagé y viajó posteriormente a España para desarrollar sus primeros experimentos como empresario ayahuasquero, actividad de la cual hubo siempre denuncias sobre rituales dirigidos por él que se salían de las manos.

Fue encarcelado en 2008, liberado en 2010 y en 2013 fundó “Ayahuasca Internacional”, llevando Yagé de Colombia a Europa y organizando viajes a la selva para sus clientes europeos. Posteriormente fundó la Escuela Ayahuasquera Europea, donde se dedicó a formar personas en dirección de estos rituales para que viajen a varias partes del mundo a desarrollar ceremonias de yagé.

Turismo psicoactivo o experiencia trascendental. Infórmese bien antes de consumir.

federic.cjgmail.com

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