Mi actuar acorralado (14)

Federico Cárdenas Jiménez

… En lo que respecta a esta historia, la respuesta fue no: no iba a convertirme en su socio ni en su lazarillo. De algún modo había dado pasos importantes en este proceso y ellos lo sabían, los muchachos me lo reconocían y los resultados hablaban por sí solos… pero como me lo habían anunciado desde un principio, iba a tener que asumir las consecuencias por mi decisión.

En efecto, mi liberación estuvo condicionada a la inmediata salida de esa ciudad y a la terminación del proceso que lideraba en prevención del consumo de drogas. Aún lejos del lugar y corridos unos meses, la persecución y las amenazas han continuado, ellos siempre andan un paso delante del mío, siempre saben dónde estoy, qué hago, dónde vivo, etc.

Con esos antecedentes, es muy simpático el mensaje de una amenaza reciente, cuyos términos fueron los siguientes:

“Profe. Una vez le dije que sería la primera y la última vez que nos veríamos. Mi profe: Usted se ganó un lugar de confianza y de respeto entre nosotros. Es un líder innato y una cabeza para el trabajo con jóvenes y nos encantaría tenerlo en nuestra organización pero usted no aceptó cuando un brazo mío se lo propuso…

… A usted uno de sus jefes lo echó al agua como fuente de la policía. Yo sé que no fue así pero tengo la orden de eliminarlo si no se pierde del mapa. Tengo una deuda con usted porque sacó a mi hijo de las drogas y por eso le he dado opciones y tiempo. Usted ni siquiera sabe de quién le estoy hablando porque nadie sabe que él es mi hijo, pero yo sé que usted lo ayudó, que lo apoyó y que se ganó su confianza y respeto y logró sacarlo de ese infierno. Gracias por eso.

No lo puedo esperar más porque me quiebran a mí… y es usted o yo… ¡váyase lejos…! es la última vez que se lo digo… Mi deuda ya está paga”.

¿Quién sería aquél muchacho del que se me habló en el mensaje? Tantos han sido los jóvenes con los que he tenido contacto que no sabría quién. Me alegra por un lado saber que esta persona tomó una buena decisión y que muy seguramente fue motivada por las reflexiones que le hice respecto del uso de la libertad, pero por otro, triste confirmar que el narcotráfico permea todas las esferas y que cada vez es menor la probabilidad de hacer aportes a la solución de este fenómeno-problema de las drogas; mientras sea un negocio, esto será improbable.

Desde el punto de vista individual, es derecho de cada quien buscar y disfrutar del placer, de la espiritualidad, de la exploración a través de medios como las drogas, sin embargo es deber también aprender a usarlas sin generar daños personales ni a terceros, tema que ya he tratado anteriormente.

En relación al mensaje de la amenaza, quedan muchas cosas por analizar, entre ellas, la percepción que la población tenía de mí (la imagen construida a partir de la confianza y el respeto), el compromiso ético que este personaje adquirió conmigo –hasta el punto de protegerme- pero también la influencia y la manera como se nota determinado e influido por su contexto, en este caso, por la estructura del narcotráfico; él mismo lo dijo: ¡si no era yo el que desaparecía, entonces iba a ser él!

federic.cj@gmail.com

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