La problemática de las bebidas azucaradas

Carlos Eduardo Lagos

Con ocasión de la propuesta impositiva a las bebidas azucaradas, el programa Sapiens del Centro de Pensamiento libre-CPL, invitó a los expertos: PhD Serge Laurens; psicóloga, Sandra Leventhal y al PhD. Bernardo Useche, quienes abordaron la temática desde varios ángulos:
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Durante los últimos 30 años se han mejorado los criterios y los parámetros de la higiene de los productos alimenticios. Se han alcanzado unos mejores niveles de seguridad en la Unión Europea. Se ha hecho progresos en EE. UU. vía Agencias federales con funciones en la seguridad alimentaria, la FDA (Food & Drug Administration), o el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS), del Departamento de Agricultura de EE. UU., y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC); siendo todos ellos esenciales para garantizar su seguridad alimentaria, además de las agencias estatales.

Un estudio de la Universidad de California, demostró que cuando hay un consumo excesivo de energía, el cerebro comienza a perder capacidades funcionales e inicia una oxidación acelerada, haciendo esto hace que las células se degraden y envejezcan más rápidamente, originando un declive en la función cognitiva y la memoria.

Incluso, mediante sistemas de imagenología funcional se ha evidenciado que el exceso de azúcar podría generar el encogimiento de neuronas y materia gris. Incluso, los receptores que producen placer como la dopamina, se alteran en virtud del exceso, obrando esta sustancia como una adicción en el órgano cerebral, generando una necesidad cada vez mayor para producir el efecto placentero asociado a esta sustancia. Una vez el cerebro se ha habituado a una gran carga de azúcar comenzará a necesitar más y más para generar dichas cargas de dopamina.

Esta situación hace urgente una regulación comprensiva y una educación profunda en el reconocimiento de aquello que representa alimentación de calidad y el cuidado frente al consumo excesivo de alimentos azucarados y bebidas con altos contenidos de azúcar y calorías.

De otra parte, el impuesto a las bebidas azucaradas es una medida adoptada por más de 70 países alrededor del mundo, incluyendo 21 estados de la región. En palabras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se trata de una política eficaz que busca prevenir las enfermedades no transmisibles, como lo son la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, entre otras.

No obstante, en palabras del doctor Useche, el impuesto a las bebidas azucaradas es una problemática compleja que debe ser analizada en primer lugar desde lo económico y definir a qué sectores de la población afecta esta carga impositiva; y en segundo lugar, desde la salud pública, es decir, analizar si el impuesto realmente contribuye al control de la obesidad y de las enfermedades asociadas como son la diabetes tipo 2 y los problemas cardiovasculares.

Los gobiernos que aceptan promover este tipo de impuestos los justifican con la defensa de una causa noble. La defensa del medio ambiente en los llamados impuestos verdes o la promoción de la salud en el caso de los impuestos a los alimentos procesados, y a las bebidas azucaradas. Sin embargo, y a pesar de que se diga lo contrario, el propósito fundamental de estos impuestos al consumo es recaudar.

Pero el debate queda viciado, si solo se circunscribe a bebidas azucaradas. La industria alimentaria, utiliza en exceso Sal, Azúcar, Grasas y otros. Principalmente en productos de bajo costo y que afecta la salud General. ¿Deberían gravarse?

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CARLOS LAGOS

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