Ciudadanía y Democracia

Carmen Inés Cruz Betancourt

Escuché un audio que circula por las redes sociales que me impactó de manera especial, es de nuestro paisano y destacado escritor William Ospina, y a él me refiero aquí porque cuanto dice no solo es absolutamente cierto sino, además, muy pertinente para el momento. Por ello, con su permiso transcribo algunos párrafos: “No creo que Colombia esté mal porque tenga guerrilleros, paramilitares ni políticos corruptos; Colombia está mal porque no tiene una ciudadanía capaz de ponerle freno a todo esto. Una ciudadanía capaz de creer que la democracia significa el poder de los ciudadanos, la voluntad de los ciudadanos y la capacidad de decidir de los ciudadanos. Nos hemos pasado toda la vida diciendo que nuestra dirigencia es torpe, ignorante y mezquina, pero seguimos votando por ella. Seguimos dejándonos manipular por ella, seguimos arrastrados por ese discurso y en el fondo convencidos de que hay unos cuantos ungidos que son los únicos que tienen el derecho de administrar este país, que son los únicos que tienen la capacidad de entender este país y el país cada vez está más mal”.

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O acaso qué significa el dato que destaca la Revista Semana sobre el hecho de que “…. en Colombia, la mitad de la tierra productiva está en manos de 2.600 personas, en un país de 50 millones de habitantes y que la mitad de los depósitos de los bancos están en manos de 2.300 personas. Frente a ello, para qué entonces preguntar, ¿por qué hay guerras, inseguridad, desesperación, angustia, marginalidad, resentimiento? No hay que hacer preguntas, la situación es demasiado clara … y sin embargo no dudamos que son aquellos ungidos los que pueden resolver las cosas y los que tienen que decirnos por quién votar, o qué hacer”. Y con sabiduría concluye: “La modernidad (y la democracia auténtica, agregó) llegará a Colombia cuando lleguen los ciudadanos, cuando tomemos conciencia de todo esto y reaccionemos”. 

Lo dicho no sorprende a la mayoría, porque en el fondo hemos sabido que así es, lo sufrimos y lo pregonamos, pero el punto es: ¿Cómo formar esa ciudadanía? He ahí el dilema. Algunos podrán decir que las salidas están bloqueadas puesto que ella se forma principalmente en el seno familiar, a través del sistema educativo, de los medios de comunicación y de las intervenciones del Estado, y todos ellos están dominados por los “ungidos”, que con inteligencia los optimizan para conseguir que en su mente se arraigue aquel mensaje. La respuesta demoledora sería que hay muy poco qué hacer, pero de otro lado también hay quienes consideramos que si bien se requiere enorme creatividad, sí es posible encontrar salidas y lo primero es identificar actores estratégicos que se sumen como aliados a este empeño, cuidando por supuesto de que esa búsqueda no induzca violencia, porque ya tenemos mucha. Tampoco se trata de formar una ciudadanía que anide sentimientos de odio, rabia o venganza. 

La tarea es ardua y exige gran inteligencia y, por sobre todo sentido estratégico, solidaridad y trabajo en equipo. Es cuestión de organizarnos e intentarlo. Propongo que lo intentemos y es William Ospina, con su mente lúcida y capacidad de convocatoria, quien mejor puede orientar la tarea, y seremos muchos, muchísimos, quienes lo acompañaremos, así que:

¡¡ Adelante y cuanto antes, estamos en deuda con Colombia !!

 

CARMEN INÉS CRUZ

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