¡Piedad con El Salado!

Carmen Inés Cruz Betancourt

Años atrás El Salado, un corregimiento de Ibagué, contiguo a la ciudad, era percibido como un sector de carácter rural. Poco a poco se fue poblando hasta el punto de que hoy se reconoce como una prolongación del área urbana de la capital.
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También, años atrás, posiblemente inspirados en el llamado “Pueblito Paisa” que existe en Medellín y constituye un gran atractivo turístico, aquí se llegó a pensar que El Salado podría organizarse como el “Pueblito Tolimense” y así se constituyera en un punto de atracción para turistas y residentes; un lugar donde pudieran observar la fisonomía de nuestros pueblos incluyendo su arquitectura, arte, música, gastronomía y demás atractivos, con lo cual, además se podría dinamizar la economía de aquella comunidad.

Desafortunadamente la idea no se concretó, y en cambio de esa opción, hoy El Salado padece las consecuencias de una densificación extrema porque se ha convertido en un sector donde a una velocidad notable construyen bloques de vivienda de interés social y prioritaria, sin compasión alguna con la capacidad de sus vías que se mantienen las mismas, ni una más, y por ellas transitan con dificultad un gran número de buses, camiones, furgones y vehículos de todo tipo. La congestión es fatal, con el agravante de que son calles angostas, la mayoría de doble vía, con parqueo de vehículos en ambos costados, la señalización es mínima y no existen parqueaderos; como consecuencia, el tráfico vehicular es un caos. Para completar, el estado de las vías es deplorable, podría decirse que no les cabe un hueco más, o mejor, un cráter más.

Como si fuera poco, son numerosas las vías que no cuentan con andenes y muchos de los que existen permanecen atiborrados, no solo por vendedores ambulantes, también por los comercios que hacen de ellos una extensión de sus locales, o los vehículos que los utilizan para parquear. Así, la imagen que proyecta no solo es deplorable sino que es enorme el peligro que representa para los peatones que deben competir en la calle con los vehículos y con el enjambre de motos, que en el más impresionante desorden circulan por aquel entorno.

En suma, cuando se transita por El Salado la imagen que hoy se tiene es de un entorno donde la planificación no existe, la autoridad vial está ausente y la atención a la infraestructura vial se olvidó que tiene una responsabilidad ineludible con ese vecindario. Inquieta, además, que en opinión de algunos residentes lo único que puede suceder es que las cosas empeoren porque son muchos los anuncios de más y más grandes bloques de edificios -tipo colmena- para vivienda, que incrementarán la densificación. Así mismo, la instalación de más y más tiendas de pequeño, mediano y gran tamaño, que llegan con la expectativa de atender aquella población que crece en forma desmesurada y, así,  muy pronto sufrirán además, la insuficiencia de redes de alcantarillado y acueducto que no se expanden con la misma velocidad.  Por todo lo anterior, comparto el clamor de residentes de aquel entorno que le piden a las instancias competentes de la capital: ¡Piedad con el Salado!

CARMEN INÉS CRUZ

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