Llamado a la prudencia

Carmen Inés Cruz Betancourt

Varias de las y los ministros y otras personas designadas por el presidente Petro para altos cargos admitieron que no lo conocían, algunos acaso habían cruzado pocas palabras con él, y fue su secretaria quien les llamó para comunicarles su designación. Destacaron además, que recibieron el nombramiento con enorme sorpresa y lo consideraban un reconocimiento a su trayectoria profesional y personal,
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comentarios que fueron recibidos por muchos como expresión de independencia y respeto al mérito, mientras otros los calificaron como algo negativo.

En esas condiciones los nuevos funcionarios fueron abordados por los medios de comunicación que les pedían pronunciarse sobre sus propuestas de acción en la cartera encomendada y, a pesar de que seguramente sólo conocían el programa de gobierno propuesto por el candidato en campaña, varios cayeron en la trampa de hablar más de la cuenta. Algunos plantearon inclusive ideas audaces e inviables, estaban “pensando con el deseo”; hasta señalaron que no conocían sobre presupuesto para ejecutar sus ideas, que luego lo tratarían con Minhacienda. Varios agregaron que cuanto expresaban eran planteamientos muy personales, pero con ello no mitigaban el impacto de sus declaraciones.

De ese modo, si bien se reconoce el alto nivel de formación académica de la mayoría de los designados y su trayectoria profesional, los pronunciamientos incoherentes o desmesurados de algunos, han dejado no solo desconcierto sino angustia y malestar en diversos escenarios, que además califican a varios de ellos como poco serios y peor, sin la idoneidad requerida para los cargos encomendados. Parece que el asunto tiene que ver con el hecho de que no se han dado suficiente tiempo para intercambiar entre el mismo equipo y articular los planteamientos de unos y otros. Asunto que debe corregirse de inmediato, igual que la forma y el estilo a la hora de comunicar y, entre tanto llamar a la prudencia, no generar falsas expectativas ni miedo innecesario, que en ambos casos se devuelven contra el mismo gobierno. Deben entender que si hace falta, es mejor que respondan: “estamos estudiando el asunto …”. 

De no hacerlo así, seguirán incurriendo en errores evitables, porque salir a corregir o poner al presidente a explicar lo que otro dijo en forma confusa o incorrecta, resta credibilidad y desgasta a Petro, a quien por supuesto hay muchos que quieren que le vaya mal porque representa la posibilidad de un cambio de fondo para Colombia. 

Y, puesto que se han generado altas expectativas sobre cambios trascendentales, especialmente en beneficio de la población más desfavorecida, es indispensable que se entienda que esos cambios no se logran de la noche a la mañana, implican procesos que toman tiempo y demandan concertación con muchos actores y compromiso de la ciudadanía en su conjunto.

Colombia necesita que este gobierno sea exitoso porque la inequidad social, la violencia, la corrupción, la impunidad y la inseguridad son desbordantes y ello ha llevado a una gran crispación social que exige enorme prudencia, coherencia y diligencia del alto gobierno y de su dirigencia.  A su vez, para su propio beneficio, corresponde a la ciudadanía aportar todo cuanto esté a su alcance.

 

CARMEN INÉS CRUZ

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