Primero las obras, luego el peaje

César Picón

El inicio del cobro del peaje del cruce de Armero es un despropósito que los tolimenses no podemos permitir, al menos no en las actuales circunstancias. En julio del año 2015, Germán Vargas Lleras presidió en el Líbano la firma del contrato para la construcción de las obras de lo que la misma ANI denominó la “súper autopista” Cambao - Manizales. Tres meses antes habíamos estado en ese mismo municipio con el entonces gobernador Luis Carlos Delgado Peñón (coadyuvante de esa iniciativa), en la socialización del ansiado proyecto 4G que mejoraría la conexión entre Cundinamarca, Tolima y Caldas. Las expectativas eran muy altas, pronto habría una vía en las mejores condiciones para llegar hasta el Eje Cafetero, por esos días nadie habló de peajes.
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Han pasado casi 6 años y ese proyecto todavía no alcanza un avance significativo, pero sí pretende iniciar el cobro de un peaje con una de las tarifas mas altas del país. Estas son algunas anomalías: i) El contrato se firmó en agosto de 2015 pero la construcción arrancó en agosto de 2020, cinco años después. Supuestamente la etapa de pre-construcción duró todo ese tiempo. Mientras que otros tantos contratos han sido investigados y sancionados por no haber contado con todos los diseños, permisos y licencias necesarias antes de la suscripción de los mismos, en este caso no se conoce que existan investigaciones por parte de los organismos de control. ii) Las condiciones iniciales del proyecto establecían que el peaje se instalaría una vez se terminara la rehabilitación de 55 kilómetros de la vía Armero-Murillo. Sin embargo, con un otrosí (el sexto) firmado en noviembre de 2019, autorizaron la construcción de una caseta de peaje provisional. El problema es que a estas alturas en ese tramo solo han hecho reparcheo y señalización, no han hecho obras de importancia, al menos no aparecen publicadas en el “avance de obra” de la pagina web del concesionario. iii) La tarifa que tendrán que pagar quienes pasen por ese peaje es una de las mas altas del país. Los vehículos categoría I (automóviles), tendrán que pagar mas de 11 mil pesos, y de ahí para arriba el resto. De los 101 peajes a cargo de la ANI el año pasado, 74 tienen tarifas inferiores a la que pretenden cobrar en Armero. Reitero, sin haber hecho obras que justifiquen el cobro. iv) Los camioneros de la región serán los mas afectados. Al parecer, por la “súper autopista” la mayoría de vehículos de carga no podrán llegar al Eje Cafetero por las especificaciones de la vía en el tramo que cruza por el Parque Nacional de los Nevados. Entonces, prácticamente tendrán que pagar un peaje (bien costoso) para llegar a la casa. Buena parte de la vía que atraviesa la zona urbana del Líbano está en pésimas condiciones.

Lo anterior merece el rechazo y oposición por parte de los tolimenses. No se pueden cambiar las reglas de juego cuando el balón ya esta en la cancha, menos en medio de las afectaciones por la pandemia y cuando los afectados son personas que viven de la agricultura y sus encadenamientos productivos. Está claro que bajo ninguna circunstancia se puede poner en riesgo la financiación del proyecto a través de los peajes (en eso estamos de acuerdo con el diputado Carlos Reyes), pero sí debe ser exigible que se cumplan las condiciones pactadas y los tiempos esperados.

El Gobernador, los congresistas tolimenses y los gremios, deberían unirse a los pobladores norteños que están en pie de lucha para evitar que pasen por encima de sus derechos.

Nota final: agradezco a Danna Castro, concejal Liberal del Líbano, por los aportes para escribir esta columna. Ella, junto con otros valerosos hombres y mujeres, se han parado duro en esta y muchas otras causas populares.

CESAR PICÓN

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