Contrapropuesta al Gobernador

César Picón

La decisión del Gobernador del Tolima de no ejecutar la construcción de la carrera 13 de Ibagué por inconsistencias en los diseños y destinar esa inversión de 90 mil millones en pavimentar calles de la malla vial urbana es desafortunada y pasa por alto la planeación estratégica de la ciudad.
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Si el doctor Ricardo Orozco quiere verdaderamente hacerle un aporte a los proyectos viales que necesita la capital, como era su propósito original, entonces debería reconsiderarla. Mejorar la atrasada infraestructura vial de la ciudad requiere con cierta urgencia la construcción de varias intersecciones y dos vías fundamentales: la que el Gobernador descartó que inicia en la calle 19 en inmediaciones de la Clínica de Calambeo y termina en el barrio Cañaveral, y la calle 103 que conecta la avenida Ambala con la autopista de salida a Bogotá a la altura del Poblado.

Esta última ya la inició la Alcaldía, luego se supone que los diseños están bien (son los mismos diseñadores de la carrera 13). No obstante, el alcance de la obra que allí se adelanta es tan corto que no alcanza a representar ni el 3% del total de la vía, apenas están pavimentando un pequeño tramo desde la Ambala hasta la Quinta (3 mil millones).

Invertir los 90 mil millones en continuarla hasta el barrio la Cima y construir el viaducto que allí se necesita para conectarla con la zona de expansión sería una solución invaluable en términos de movilidad. Los costos inicialmente planteados para esa vía superan por poco los 100 mil millones, por actualización de precios probablemente cueste más, de modo que con los recursos disponibles y un esfuerzo adicional podría financiarse totalmente.

Otra opción que tiene el Gobernador es optimizar las intersecciones viales más problemáticas de la ciudad.

En otra columna había mencionado que más importante que el intercambiador de la calle 60 con carrera quinta (que apenas va en actualización de diseños), es necesario intervenir los cruces de las glorietas del Éxito y Mirolindo, no solo porque el Plan Maestro de Movilidad indica que el flujo de vehículos es superior en esos puntos, sino porque el desarrollo urbanístico de la ciudad se está dando en inmediaciones de la vía al Aeropuerto y todo el sector de Picaleña, lo que a futuro implica que serán muchos mas vehículos los que harán uso de esas glorietas para conectarse con las avenidas que conducen hacia el centro de la ciudad. En el Éxito se requiere un deprimido y  en Mirolindo unos pasos elevados (quizá también deprimidos).

Con más de dos años todavía por delante, perfectamente alcanzan a ejecutar estudios y diseños, y contratar las obras.

Si esas dos no le suenan al Gobernador, aún tiene más alternativas: la segunda calzada de la vía hacia el Salado y la glorieta que se requiere a la altura de Santa Ana para conectar la Ambala con la Quinta, serían un alivio para los habitantes de esa zona de la ciudad que han reclamado mejores vías. El viaducto en la Calle 25 con Av. Guabinal, donde se plantea una glorieta a nivel y deprimir la Guabinal para mejorar todos los giros en ese punto.

Conviene que el Gobernador revise su decisión y elija entre invertir en obras de corto plazo y alcance (muy útiles para conseguir votos) o dejarle un valioso aporte a la infraestructura vial de Ibagué.

 

CESAR PICÓN

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