Vacunas y a estudiar

César Picón

Ayer se inició en Colombia la vacunación contra el Covid para niños entre 3 y 11 años. Aunque la gravedad y letalidad de la enfermedad para la población infantil es extremadamente baja, la vacunación podría ayudar a desmontar el bloqueo que, desafortunadamente, todavía persiste en una parte de las actividades normales de los mas pequeños, especialmente en la educación.
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Es increíble que después de casi 2 años de haber cerrado las instituciones educativas, todavía mas de 2.8 millones de estudiantes no hayan vuelto a la presencialidad (casi el 30% del total de estudiantes del país). En los municipios del Tolima (sin contar la capital) la situación es crítica: mas de 80 mil estudiantes siguen en la mal llamada “virtualidad” (47% del total de matriculados para el año 2021), súmele otros 28 mil que todavía estudian desde casa en Ibagué y entonces tenemos como resultado que mas de 108 mil estudiantes de este departamento (el 40%) siguen sin volver a clases presenciales (corte a 30 de septiembre de 2021, observatorio gestión educativa).

Ya no deberían existir excusas para retrasar el regreso a las aulas. El 89% de los 13.800 docentes del Tolima ya están vacunados, faltan 1.600 por hacerlo ¿Cuál es la razón?. Otra preocupación era que los niños y adolescentes pudieran llevar el virus a casa y contagiar a los padres y adultos mayores; pues ya van mas de 21 millones de colombianos con esquema completo de vacunación y otros 8 millones ya tienen primera dosis, además, la priorización por edad permitió que esos grupos de mayor riesgo fueran los primeros en ser inmunizados. El argumento que los colegios y escuelas no garantizaban las condiciones mínimas de bioseguridad se cayó por su propio peso: aunque es claro que la mayoría de infraestructuras educativas del país son precarias, no se puede sostener que ello es impedimento para volver a las aulas cuando miles de instituciones ya lo hicieron, a pesar de haber recibido muy poca inversión para adecuaciones.

Pareciera no ser motivo de preocupación para los tomadores de decisiones (y para muchos padres de familia) los comprobados efectos que causa la falta de educación presencial, cuando se permite que esta se desarrolle de manera espontanea y a un ritmo lento: “el 88 por ciento de los pequeños tiene signos de haber sido afectado por el confinamiento” documentó el Instituto Colombiano de Neurociencias; mas de 230 mil estudiantes de colegios públicos abandonaron el sistema educativo el año pasado, falta por verificar las cifras de 2021; los nacimientos en niñas menores de 14 años incrementaron 22% y el embarazo en niñas y adolescentes entre los 14 y 19 años aumentó en mas del 6%; las pruebas saber confirman los menores niveles de aprendizaje desde que se abandonó la presencialidad en Colombia, y en las zonas rurales donde menos acceso a la virtualidad se tenia se robaron la plata que lograría conectarlos.

El inicio de la vacunación de los mas pequeños debería convertirse en el punto final del aislamiento al que fueron sometidos los niños de este país por cuenta de la pandemia. Así como se están considerando estrategias para eliminar las ultimas restricciones que limitan el aforo para eventos masivos, es hora de ponerle fin a la medida mas insensata de todas: mantener a los niños alejados de sus aulas de clase.

CESAR PICÓN

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