Como cambiar de calzoncillos

César Picón

En la Alcaldía de Ibagué cambian directivos como cambiar de calzoncillos. Es la consecuencia lógica de cuando se ganan las elecciones debiéndole a cada santo (o diablo) una vela.
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También es la demostración de que la Administración de la ciudad no está al servicio de los ciudadanos y del cumplimiento de las tantas metas que deben alcanzarse para mitigar los problemas que aquejan a esta urbe, sino por el contrario está a disposición de componendas, acuerdos y desacuerdos politiqueros y electoreros que se consuman con la repartija de los cargos de la Alcaldía.

En los casi dos años de este Gobierno no ha habido unidad de mando. Buena parte de las Secretarías e Institutos descentralizados han estado distribuidos entre jefes políticos que acostumbran a ganar elecciones a punta de favores personales y por eso hacen uso de la cuota de poder que le entrega el Alcalde para ayudarse en las elecciones.

El más reciente remezón de funcionarios se dio con motivo del supuesto distanciamiento del Alcalde con su jefe Barreto. Una declaratoria de independencia, decían algunos. No lo creo así. Más bien es una nueva repartija en la que le resta poder burocrático a Barreto para cederlo a otros políticos que vendrán a imponer sus propias prioridades para alzarse en votos con miras a las elecciones de marzo, las presidenciales de mayo (y junio), y hasta las locales de 2023.

Si bien el tejemaneje de la política da para eso y más, esa forma de gobernar es inconveniente y dañina para los intereses del ciudadano común que solo pide que se preocupe por solucionar las cosas que andan mal. ¿Quién responde porque el agua se va todos los días si ya completa 4 gerentes el IBAL?, ¿A quién se le reclama por el abandono del sector rural si van por el cuarto Secretario?, ¿De quién es la responsabilidad por la ciudad llena de huecos si en menos de dos años van a nombrar una tercera cabeza en Infraestructura?, eso por poner algunos ejemplos.

Mientras el mandatario de los ibaguereños acomoda sus fichas con objetivos politiqueros y no de eficiencia y calidad del servicio como debería ser, los resultados de su Gobierno demuestran que la ciudad está manga por hombro. El cumplimiento de las metas del Plan de Desarrollo va en el 60% en 2021, y estamos a poco tiempo de terminar el año. En infraestructura vial (urbana y rural), movilidad, vivienda, agua potable y saneamiento y seguridad ciudadana, las cosas van por mal camino. Eso se evidencia en la realidad. Hoy se percibe una ciudad deteriorada en lo estético, en sus distintos componentes urbanos y rurales, y sin estrategias de mediano y largo plazo.

La Alcaldía cuenta con un personal de planta y contratista bien capacitado, experimentado y trabajador. Probablemente muchos de los funcionarios que han sido descabezados también cuentan con todas las capacidades para ejercer un buen papel en lo administrativo y seguramente los que ingresan también. Pero mientras no se anteponga el interés público por encima de las ambiciones políticas de quienes gobiernan, seguiremos a expensas a que cada vez que el Alcalde cambie de aliados se dé un borrón y cuenta nueva en los procesos administrativos y operativos de la Administración, un verdadero desastre en términos de resultados para la gente.

CÉSAR PICÓN

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