Ciencia ficción premium

Vivo convencido de que, junto con el terror, la ciencia ficción es en la actualidad de los géneros literarios más complejos de abarcar para cualquier escritor. En un mundo que cada vez más se va pareciendo a lo que nuestros antepasados imaginaron que sería el futuro, no es fácil construir una historia con el suficiente enganche que logre escapar de los tropos de siempre. El lector moderno ha avanzado considerablemente en su sofisticación al punto que no basta con lanzarle una invasión extraterrestre por la cara para complacerlo. Hoy se exigen relatos con más elegancia y materia gris, textos que no sólo entretengan, sino que, además, consigan cuestionarte y hacerte reflexionar. Y esto Ted Chiang lo ha entendido como ningún otro.

El amenazado privilegio de explayarse

Haga usted mismo el ejercicio la próxima vez que pase por el mostrador de cualquier librería de camino a la cotidianidad de su vida.

Ese buen ojo asturiano

En el cruce de las calles Manuel García Conde con Argüelles, en la española ciudad de Oviedo, hay un roble solitario que, como un silencioso testigo de la historia, se alza vigoroso y vital en medio de la inhóspita esplanada que flanquea uno de los costados del Teatro Campoamor.

Mi problema con agosto

Hace ya varios años, durante los vacíos ociosos de un otoño sin novedad, alcancé a considerar con preocupante seriedad la idea de hacer un viaje por carretera que zarpara de Nueva York y desembocara en Austin, Texas. Aunque con una pequeña parada técnica en Oxford, Misisipi para visitar la casa-museo de William Faulkner, el propósito de tan rocambolesca travesía por la geografía de Estados Unidos era uno sólo: estacionarme desde muy temprano frente al Harry Ransom Center de la Universidad de Texas y entrar sin invitación para pasar el día entero leyendo “En Agosto Nos Vemos”, la novela inédita de García Márquez que descansaba en sus archivos personales que dicho instituto había comprado años atrás.

Reencuentro y despedida

Con los efluvios del teletrabajo irradiando todavía con fuerza tras los efectos de la pandemia y ante la necesidad casi sanitaria de hacer algo respecto de las decenas de cajas de libros apiladas en mi habitación tras el trasteo desde Bogotá, hace cosa de dos años mi madre decidió optimizar el cuarto de atrás de la cocina construyendo una biblioteca boutique en él.

Estirando el chicle

Llegó el momento que les había anticipado hace ya algunos meses entre una dosis saludable de escepticismo y algunas notas cautas de optimismo. Llegaba la prueba ácida para Andrew Sean Greer y su querido personaje Arthur Less, el ficticio escritor que en 2018 conmovió al jurado del premio Pulitzer a través de sus dilemas existenciales tan comunes como anónimos. Finalmente, y apremiado por haber vencido en su polémica coronación a “A lo Lejos” de Hernán Díaz, el más reciente ganador del mismo galardón, era mucho lo que se esperaba de Greer y su secuela “Less Está Perdido”. El resultado final luego de haberla leído del tirón, como una curita autoadhesiva que se pretende arrancar para no doler, agridulce.

El día que no conocí a Hernán Díaz

El pasado julio, echando un vistazo a la lista recién anunciada de semifinalistas al Booker Prize, el prestigioso galardón británico de literatura, el nombre de Hernán Díaz y su libro “Trust” captaron mi atención.

Ese no es mi Sherlock

Desde aquella tarde en que, durante un solitario almuerzo universitario cerca del Palacio de Justicia, leí “Escándalo en Bohemia”, mi primera aventura de Sherlock Holmes, se fijó en mi mente la necesidad imperiosa de visitar algún día su museo en Londres.

Una nueva chance

El International Booker Prize es un galardón literario relativamente joven que ha ido ganando tracción en el mundo editorial con cada nueva entrega hasta posicionarse como uno de los principales honores que puede recibir cualquier autor de habla no inglesa. Y aunque Iberoamérica suele colar siempre algún representante en la lista de finalistas, como Samanta Schweblin con “Distancia de Rescate” en 2017 o nuestro Juan Gabriel Vásquez con “La Forma de las Ruinas” en 2019, lo cierto es que seguimos siendo la última gran geografía literaria que falta por ganarlo. Ya se lo llevaron Albania, Nigeria, Hungría, Israel, Polonia, Omán, Holanda, Francia y, más recientemente, la India. 

Una oportunidad para Shakespeare

Que las muertes de William Shakespeare y Miguel de Cervantes coincidan el 23 de abril es, a mi juicio, uno de los más grandes (y así también inexplorados) enigmas temporales de la humanidad. Más allá de una mera coincidencia cósmica, creo que este acontecimiento es la evidencia inapelable de que el destino del planeta es dirigido por inconmensurables fuerzas literarias que escapan a la comprensión de nosotros, los meros mortales. Por ello, no pude ser más feliz cuando mi novia aceptó conmemorar el “Shakespeare Day” inglés con un tour ilustrativo del legado de este famoso, y a la vez poco leído, autor por la rivera del Támesis, a falta de jurisdicción y competencia territorial para celebrar el “Día del Libro” español.