Un propósito superior

Cerca de 7,200 millones de dólares de equipo y material de logística deberán dejar en Afganistán los Estados Unidos. El alto costo de transportar y devolver este material es prohibitivo de manera tal que todos estos equipos se volverán chatarra y se considerarán un costo más de la guerra que se desató contra Bin Laden y sus aliados talibanes a raíz del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.

Cerca de 7,200 millones de dólares de equipo y material de logística deberán dejar en Afganistán los Estados Unidos. El alto costo de transportar y devolver este material es prohibitivo de manera tal que todos estos equipos se volverán chatarra y se considerarán un costo más de la guerra que se desató contra Bin Laden y sus aliados talibanes a raíz del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York. La cifra causó algo de conmoción en el país del norte, ahora apretado en lo fiscal y sensible a todo lo que se pueda considerar un manejo inadecuado de los recursos del Estado, aunque la suma representa menos del 1% de los $1,4 billones de dólares que ha costado hasta la fecha la guerra de 10 años en Afganistán.

Reflexioné que esta suma no tiene en cuenta las miles de vidas que se perdieron, las heridas imborrables en los corazones que perdieron seres queridos y las profundas huellas de odio y amargura que prevalecerán por generaciones. Pero, dirán algunos, ¿cómo ponerle precio al propósito superior de la libertad, justicia, equidad y paz? Hasta la misma vida se entrega por metas tan nobles. Así, bajo esta premisa, las guerras se desatan y en el camino el propósito superior corre el peligro de irse desdibujando por otras bajas pasiones como la corrupción, la avaricia, el ansia de poder, la venganza sin medida.

Acompañada de esta noticia esta semana, se anuncia la posibilidad de que se abran, en Qatar, conversaciones entre Estados Unidos y los talibanes, de cara a una paz duradera en Afganistán. Enemigos acérrimos llegan a la mesa a tratar de cerrar con el diálogo lo que las armas no pudieron sepultar de manera definitiva... paradojas incomprensibles que nos trae la búsqueda del propósito superior.

En nuestra Colombia, un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica nos da cuenta de 39.000 secuestrados en las últimas décadas. Una dolorosa y vergonzosa muestra de nuestras propias luchas. ¿Cuántos de estos secuestros no se hicieron bajo el argumento de lograr este propósito superior? Otra paradoja incomprensible: la libertad, la justicia y la equidad a costa de quitar a la fuerza nuestras más preciadas dignidades.

Ahora nos sentamos a la mesa. ¿Podremos poner en el pedestal este propósito superior? ¿Podremos honrar la memoria de nuestras víctimas? ¿Desataremos las cadenas que la guerra nos impone?

Credito
CARLOS CHAVERRA

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