¡A los gobernantes!

Los colombianos acabamos de elegir a quienes regirán los destinos de municipios y departamentos, durante los siguientes cuatro años.

Todos quisiéramos que la democracia haya salido fortalecida y que se pueda orientar el rumbo de unos y otros, con la transparencia que el manejo de la cosa pública demanda. Esperamos que así sea y que el país continúe su inserción política por el camino de las buenas costumbres que tanto le han sido esquivas en los últimos tiempos.

Las corporaciones públicas del orden regional, asambleas y concejos, tienen la oportunidad de ofrecerles a los electores un trabajo claro y persistente que sea el fiel reflejo de los anhelos de cambio que se percibe en los ciudadanos. La grandeza que antaño tuvieron esas corporaciones solo se recupera trabajando de manera decidida por aquellos proyectos que de verdad le generen valor agregado a la región y contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.

Las unidades regionales y locales requieren ordenar su crecimiento y planear de manera adecuada las inversiones necesarias para alcanzar los objetivos trazados. Las expectativas de la comunidad son muy amplias, las necesidades abundan y los recursos para atenderlas son bastante limitados, por lo que se requiere hacerlos rendir realizando buenas inversiones. Sobre los hombros de diputados y concejales recae la aprobación presupuestal que presente el ejecutivo y que deben apuntar a la solución de la problemática existente.

Alcaldes y gobernadores tendrán la responsabilidad de orientar la inversión pública, en su jurisdicción, cuya visión corresponderá a los ejercicios de planeación que en algunos entes territoriales se han adelantado con el concurso y la participación de sectores cívicos, gremiales y universitarios. Las famosas coaliciones deben servir para fomentar el buen gobierno, la transparencia en las inversiones y el control político sobre el desempeño del ejecutivo.

Fomentar la participación ciudadana y estimular las veedurías cívicas en las obras públicas, contribuye, no solo a profundizar la democracia, sino a hacerla más visible y cercana al elector primario, de donde emana el poder. Estamos en una etapa de transición hacia la modernización de la administración pública en Colombia y corresponde a sus funcionarios agilizar este proceso.

Quienes salieron elegidos gobernarán para todos los habitantes de su territorio, independiente del partido político que representan. Serán los alcaldes y gobernadores de quienes los apoyaron y también de quienes, en la democracia, compitieron con otros candidatos por esas mismas posiciones. ¡Les deseamos suerte en la gestión!

Credito
JAIME CHÁVEZ SUÁREZ

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